• Necesario regular su construcción y financiamiento en la nueva Ley de Aguas Nacionales
• El uso de nuevas tecnologías “no ayuda y dificulta el proceso de saneamiento”: Athie Flores
• Instalaciones actuales generan gases de efecto invernadero: UNAM

08-04-2014.- Los integrantes de la Comisión de Agua Potable y Saneamiento alertaron que las plantas tratadoras de aguas residuales en todo el país se han convertido en elefantes blancos, debido a su alto costo de funcionamiento y excesivo mantenimiento.

Eso se debe, afirmaron, a una mala planificación y a la corrupción que impera en el proceso de adjudicación para la construcción de dichas instalaciones.

En reunión de trabajo con académicos del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los legisladores resaltaron la urgencia de contar con propuestas de las instituciones de Educación Superior de todo el país que puedan ser incluidas en la nueva Ley de Aguas Nacionales, principalmente en la implementación de tecnologías eficaces para la reutilización de aguas residuales.

En este sentido, el presidente de la comisión, diputado Kamel Athie Flores (PRI), dijo que el uso de nuevas tecnologías para el tratamiento de agua residual, “en lugar de ayudar, ha dificultado y retrasado los procesos para su saneamiento”.

Subrayó que existe un “libertinaje” en la adquisición de estas plantas, debido a que está al libre albedrió de los alcaldes.

“Se requieren estudios previos para saber qué tipo de planta necesitan en razón de los contaminantes que contenga el líquido en su municipio”, sostuvo.

Otro problema de las plantas de saneamiento es la falta de definición entre las esferas de gobierno respecto a la construcción, financiamiento y operación, reconoció.

“Se inauguran las plantas diciendo que son mágicas y a los tres años se quedan tiradas”, señaló.

El diputado del PRD, Javier Orihuela García, destacó que muchas de estas instalaciones que dejaron de operar, fueron construidas por empresas que “llegaron a ofrecerlas” al presidente municipal en turno, sin considerar los lineamientos ambientales, ni las necesidades.

Propuso que la Facultad de Ingeniería de la Máxima Casa de Estudios presente una propuesta que ayude a incorporar en la nueva Ley de Aguas Nacionales, los criterios para el tratamiento de aguas residuales “y no dejar al mercado comercial la decisión”.

El diputado Salvador Arellano Guzmán (PRI) dijo que será compromiso de las y los diputados poner orden a este problema dentro de la nueva Ley de Aguas Nacionales.

“En toda la República, las plantas de tratamientos se han convertido en elefantes blancos por el costo que implica operarlas”, enfatizó.

Del PVEM, la diputada Judit Magdalena Guerrero López solicitó conocer cuál es la posibilidad de ligar las investigaciones académicas con los gobiernos locales y municipales para ayudar a la toma de las mejores decisiones en este tema.

Por su parte, el diputado Manuel Huerta Ladrón de Guevara, del PT, subrayó que hay una absoluta impunidad de las autoridades responsables por el mal o nulo funcionamiento de las plantas dedicadas al reciclaje del agua.

“Hay una gran corrupción en el país; se debería actuar en contra de las autoridades municipales que han construido estas plantas”, aseguró.

En su turno, Juan Manuel Morgan Sagastume, del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, advirtió que hay una alta producción de gases de efecto invernadero en plantas de tratamiento de aguas residuales. “Algunas producen metano y otras dióxido de carbono”, precisó.

Sugirió utilizar el metano generado en estos lugares como fuente de energía alterna, así como implementar “trenes de tratamiento” con las tecnologías más efectivas y acordes que ayuden a minimizar los costos y eviten la generación de gases invernadero.

Explicó que México cuenta con la cultura para elegir qué tipo de plantas de tratamiento deben emplearse, por lo que debe dejarse de hacer caso a los comercializadores que ofrecen a los municipios tecnología inadecuada aunque sean “muy buenos vendedores”.

Comentó que universidades de todo el país desarrollan nuevas tecnologías aplicables, para que “no dependamos del extranjero”.

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