- Los centros de readaptación no son el lugar más adecuado para que los menores pasen sus primeros años de vida: Juárez Piña
29-05-2015.- La presidenta de la Comisión de Derechos de la Niñez, diputada Verónica Beatriz Juárez Piña (PRD), se pronunció porque los gobiernos federal y estatales implementen programas y políticas para la atención de las hijas e hijos de mujeres reclusas que cubran sus necesidades fundamentales en sus primeros años de vida, mientras sus madres cumplen la pena de prisión que le fue impuesta. En un punto de acuerdo que presentó en la Comisión Permanente, también planteó exhortar al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), a que diseñe estrategias para atender a hijas e hijos mayores de seis años de edad de mujeres reclusas que, ante la falta de opciones válidas para su cuidado, son enviados a los Centros de Asistencia Social públicos y privados, o con parientes, amistades y vecinos. Juárez Piña expresó que si bien la Ley que establece las Normas Mínimas sobre Readaptación Social de Sentenciados contempla el derecho de las madres reclusas a mantener a sus hijos e hijas con ellas hasta que cumplan los seis años, “estos centros no son ni serán el lugar más adecuado para que los menores pasen sus primeros años de vida”. Subrayó que a ello se suma que el encierro de la madre en prisión generalmente obliga a que sus hijas e hijos mayores de seis años deban mudarse con parientes, amistades y vecinos, que en muchos de los casos presentan situaciones de abuso físico y sexual. La diputada Verónica Juárez denunció que estos infantes deben enfrentar las mismas dificultades que sus madres en cuanto al aseguramiento de sus derechos en materia de educación, salud y vínculos con el exterior, pero con un mayor grado de vulnerabilidad. Por ello, hizo votos para que se implementen programas de atención a las niñas y niños de mujeres reclusas que cubran sus necesidades fundamentales en sus primeros años, al tiempo que se hace efectivo el cumplimiento de la pena de prisión impuesta a las madres. Dichos instrumentos deberán tener como objetivo crear un ambiente adecuado para que los menores puedan desarrollarse emocional y educativamente durante el tiempo que tengan que permanecer en el centro de internamiento, a la vez que se favorece la reinserción social de las madres. Refirió que de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la primera infancia va de los cero a los 5 años de edad, y representa una etapa decisiva en el desarrollo de las capacidades físicas, intelectuales y emotivas de cada niña y niño, y es el período más vulnerable del crecimiento. Sugirió realizar mayores medidas de salud, seguridad y educación que les sean proporcionadas y garantizadas a las hijas e hijos de las reclusas, en las mismas condiciones en que la tendría una niña o niño que vive habitualmente en libertad. Juárez Piña recomendó a las instituciones encargadas de velar por los derechos de la infancia, en específico el DIF y las secretarías de Educación Pública y de Salud, se hagan presentes en los reclusorios para otorgar los cuidados que las niñas y niños requieren. La intención, abundó, es fortalecer el vínculo con la madre y promover sus capacidades físicas, motrices y emocionales, a efecto de mitigar las condiciones de reclusión y contribuir al desarrollo integral que cualquier niño o niña tendrá en condiciones normales, para cuando llegue el momento de ser separado o después de ser separado de su progenitora. -- ooOoo -- |