- Nuestra responsabilidad es tener un diálogo que ponga por encima de cualquier aspiración personal o de grupo, los intereses de México
- La vicepresidenta de la Cámara de Diputados manifestó confianza en la solidez, fortaleza y autonomía del Banco de México, consagrado en la Carta Magna
- Sesión Solemne, en San Lázaro, con motivo del Centenario del inicio del Congreso Constituyente de Querétaro
01-12-2016.- La vicepresidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Guadalupe Murguía Gutiérrez, llamó a caminar por la ruta de los acuerdos, entendimientos, voluntades y consensos posibles. “Hoy, nuestra responsabilidad como integrantes de la LXIII Legislatura implica tener un diálogo que ponga por encima cualquier aspiración personal o de grupo y, sobre de esto, los intereses de México”. En Sesión Solemne con motivo del Centenario del inicio del Congreso Constituyente de Querétaro, precisó que el diálogo reflejado en el debate parlamentario “no representa debilidad ninguna u olvido de principios; ni implica renunciar a dar testimonio vital de lo que se piensa, siente y quiere expresar”. “El diálogo no es un fin en sí mismo, es un medio que permite poner las condiciones para encontrar el camino correcto en las búsqueda corresponsable del bien común”, enfatizó ante familiares de los constituyentes y los integrantes del pleno cameral. Puntualizó que esta fecha representa un buen momento para reavivar la conciencia y compromiso de quienes tienen el deber y responsabilidad de velar por que se obtenga el mayor bien posible para la patria y de quienes “tenemos la obligación de trabajar con determinación para que se generen condiciones de vida cada día mejores y más dignas para todos”. Murguía Gutiérrez precisó que uno de los grandes logros y legados del Constituyente de 1917 fue el debate franco y abierto, así como haber consagrado en el artículo 28 de la Carta Magna el establecimiento de un banco único emisor bajo el control del gobierno, como una medida para restablecer el sistema financiero nacional, y ponerlo a la altura de lo que sucedía en otras latitudes de la época. Con ello, expuso, se fundó una de las instituciones más prestigiadas: el Banco de México, inaugurado el 1 de septiembre de 1925, con los esfuerzos presupuestarios y la organización del gobierno federal a través del entonces secretario de Hacienda, Alberto J. Pani y la colaboración de Manuel Gómez Morín. En el difícil contexto por el que atraviesa la economía nacional actual, manifestó su total confianza en la solidez, fortaleza y autonomía del Banco de México como garante de la estabilidad económica y financiera para el país, y con la seguridad de que esta importante institución sabrá tener un desempeño a la altura del nuevo contexto internacional. “Los relevos institucionales se dan, la fortaleza, solidez y autonomía del Banco de México ya es nuestra” La diputada Guadalupe Murguía afirmó que el gran legado de aquellos legisladores se materializó en un texto constitucional que estableció un nuevo orden institucional, que incluyó disposiciones fundamentales como derechos políticos, sociales y económicos de los mexicanos, y recogió y reflejó un historia rica en enseñanzas y aprendizajes, producto del devenir histórico, no sólo de los conflictos, sino también de acuerdos y consensos. Argumentó que los constituyentes de 1917 fueron los grandes protagonistas de la transformación jurídico-política que tuvo un impacto trascendental en la sociedad y que sirvió de punto de apoyo para iniciar cambios en el país. Relató que el 1 de diciembre de 1916 se declararon formalmente instalados los trabajos de aquel Congreso en la ciudad de Querétaro, integrado por 218 legisladores; profesionistas de las más diversas áreas: abogados, médicos, obreros, ingenieros, militares, entre otros, con la firme convicción de brindar al México postrevolucionario, un andamiaje jurídico inspirado en el orden institucional, y un claro entramado de derechos y libertades para los ciudadanos. Como todo parlamento, relató, aquel Congreso Constituyente se caracterizó por acalorados debates entre los legisladores que se dividieron en dos corrientes ideológicas. Los renovadores afines a Venustiano Carranza, entre quienes se encontraban Luis Manuel Rojas, Félix Palavicini, Guillermo Ordorica y Carlos M. Esquerro, y los llamados radicales, entre ellos personajes como Heriberto Jara, Francisco J. Mújica y Luis G. Monzón. No obstante, las diferencias entre ambos, dijo, se lograron establecer en la nueva Carta Magna propuestas de unos y de otros, como se consigna en las actas del Congreso Constituyente. -- ooOoo -- |