- No se puede seguir cruzados de brazos y permitir que las mujeres sean sinónimo de desigualdad
17-11-2016.- En las comunidades rurales hay una gran preocupación por lo que pasa en Estados Unidos, porque las mujeres esperan las remesas de los papás, hermanos o hijos, y “ante la realidad nacional e internacional que nos toca vivir, vendrá una recomposición en esta correlación de fuerzas económicas en el medio rural”, sostuvo el diputado José Hugo Cabrera Ruiz (PRI). Durante la conferencia “La Mujer en el Desarrollo Rural Sustentable”, el presidente del Comité del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria, agregó que no se puede seguir “cruzados de brazos y dejar que mujeres en comunidades rurales sigan siendo sinónimo de desigualdad y falta de oportunidades”. Aseguró que poner a las mujeres en el lugar que merecen no es ninguna dádiva, es simplemente el reconocimiento como seres humanos que hoy juegan un papel fundamental, al tener un doble papel: ser madres y llevar el sustento económico a sus hogares. Consideró que es un asunto de una gran responsabilidad visualizar la situación de la mujer rural y la perspectiva en los procesos de organización, capacitación e integración en las actividades, económicas, políticas, sociales y culturales en el marco de un desarrollo rural sustentable. El director del CEDRSSA, Héctor Hugo Olivares Ventura, destacó que la mujer tiene un papel relevante en el medio rural, no sólo por su función integradora del núcleo familiar y su participación en la producción, sino como garante del patrimonio familiar en tiempos en que la migración ha propiciado ausencias, ya que es factor fundamental de preservación y cohesión social en el campo. Enfatizó que el reto es asegurar el acceso adecuado y equitativo a los recursos productivos, servicios de apoyo esenciales y al pleno ejercicio de los derechos sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales de la mujer en el sector rural. Subrayó que sólo una visión integral del papel que desempeña la mujer rural y de los compromisos que se tienen con ellas, permitirá que sean eficientes en la búsqueda del gran objetivo de la equidad. Se pronunció por hacer “justicia al papel fundamental de la mujer en el campo y de nuestra sociedad”. Nelly Romero Celis, subsecretaria de Desarrollo Rural de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), comentó que en 2015, de los 72 mil millones del presupuesto de esta dependencia, se invirtieron 5 mil millones a programas y atención a mujeres, cifra importante pero aún baja. Durante 2016, se empuja una estrategia que ya ha logrado posicionarse en el país que es “El campo en nuestras manos”, la cual visibiliza el trabajo de las mujeres, conjunta programas y gestiona apoyos. Se ha logrado beneficiar a 1.4 millones de mujeres con dicha estrategia a través de capacitación en cuestiones productivas. Además, se busca consolidarla como un componente en particular con presupuesto específico de mil 200 millones de pesos y reglas específicas, con lo cual se pretende atender la producción de alimentos a pequeña escala en huertas y granjas pequeñas; pero, además, la transformación de lo que se produce ahí para su comercialización. Romero Celis añadió que se tendrán apoyos desde 50 mil pesos para una mujer hasta 3 millones de pesos para proyectos importantes de grupos de mujeres que comiencen trabajando sin estar constituidas legalmente. Estimó que con este componente se puede atender la demanda de muchas mujeres con ganas de trabajar. Se les va a dar capacitación, insumos para producción y comercialización. Enfatizó que se busca atender a las mujeres a través de estos programas, pero muchas veces no se conocen las opciones que hay en el gobierno de la República, por lo que pidió a los diputados ayudar a difundir estos apoyos. Al dictar la conferencia, Ekaterina Parrilla, de la Unidad de Desarrollo Social de la CEPAL, señaló que 90 por ciento de las 143 economías tienen al menos una ley que restringe la igualdad económica para las mujeres. Además, sólo en el 28 por ciento de los países, las mujeres tienen los mismos derechos legales que los hombres a la propiedad de la tierra y al acceso de ésta. Mencionó que el 51.3 por ciento de la población mexicana son mujeres, de las cuales 22 por ciento viven en áreas rurales, es decir, 14 millones de personas. En México solamente el 15 por ciento de las mujeres son titulares agrícolas. Agregó que el 7.8 por ciento de las mujeres rurales indígenas tienen alguna discapacidad y esto les dificulta acceder a ciertos servicios; el 18.1 por ciento sólo habla una lengua indígena, lo que las limita. Asimismo, la mitad de las mujeres rurales indígenas viven en condiciones precarias de vida y el ingreso mensual para las mujeres rurales es de 477 pesos. Estimó que si bien en las últimas décadas se han alcanzado grandes logros en la igualdad de género, prevalecen desigualdades y discriminaciones en contra de las mujeres, ya que los espacios de decisión y ejercicio del poder siguen estando predominados por hombres. Enfatizó que la autonomía física, económica y de toma de decisiones de las mujeres es fundamental para su desarrollo y el de sus hijos, familias, comunidades y del país y, afirmó que de esta autonomía dependerá que puedan ejercer sus derechos humanos en condiciones de igualdad. Subrayó que hay áreas que necesitan mucho trabajo, la situación que enfrentan las mujeres rurales tiene mucho que ver principalmente con su pobreza como un resultado pero, al mismo tiempo, como causa de privaciones que viven, de la impotencia y vulnerabilidad a la que están expuestas. Su situación, añadió, está caracterizada por la falta de educación que incide negativamente en todos los aspectos de su vida; tiene insatisfechas sus necesidades básicas, no accede al poder político ni tiene capacidad de decisión y vive, generalmente, en situación de vulnerabilidad. Sostuvo que se tiene que ver a las mujeres en el área rural como protagonistas del desarrollo y se requiere igualdad de oportunidad y derechos, tanto en la esfera política como económica, social y la cultural. Y las estrategias, políticas, leyes y las intervenciones del Estado deben cobrar impactos reales y medibles. María del Carmen Juárez Toledo, directora de Desarrollo Humano y Sustentable del Instituto Nacional de las Mujeres, señaló que aun cuando estamos en pleno siglo XXI y con los avances tecnológicos que se tienen, hay estigmas y estereotipos marcados hacia las mujeres, más acentuado en las zonas rurales e indígenas, donde están permeados y dentro de una cultura, por lo que es una de las grandes brechas que se deben separar. Sin embargo, también existen mujeres que han superado todas las barreras que les impone la desigualdad; por lo que consideró que se está en una situación compleja pero no se parte de cero, agregó. Reconoció que hay avances, pero todavía se requiere realizar acciones que empoderen a la mujer y es necesario apostar por ellas y permitir que sean protagonistas del desarrollo. -- ooOoo -- |