28-09-2016.- Durante el foro “Visiones Políticas para la Transición Energética”, la presidenta de la Comisión de Cambio Climático, María de los Ángeles Rodríguez Aguirre (PAN), pidió hacer un frente común para luchar por mayores recursos en favor del medio ambiente, ya que el proyecto para el próximo año plantea una fuerte reducción en su presupuesto.

La legisladora estimó necesario incrementar el Fondo General de Cambio Climático y reforzar al sector, así como impulsar el financiamiento de proyectos de ciencia y tecnología para tener otras formas de mitigación y adaptación de energía y, de esta forma, poder llegar a las metas de la transición energética.

Consideró que urgen políticas en materia de transporte, ya que este rubro es uno de los principales promotores de gas efecto invernadero y no se han hecho modificaciones legales al respecto, lo cual también podría contribuir a alcanzar las metas de la participación de energías limpias en la generación de energía eléctrica.

Estimó ilógico tener un impuesto al carbono y no dedicar nada a los proyectos verdes. Además, indicó que a través del Fondo Mexicano del Petróleo, se podría fortalecer a las instituciones relacionadas con el medio ambiente.

Por su parte, el diputado Alfredo Anaya Orozco (PRI), secretario de la Comisión de Energía, reconoció que México es uno de los países más diversificados en su matriz energética; sin embargo, acotó, falta mucho por hacer y explotar de manera cuidadosa e integral, en donde se cuide el medio ambiente, y las vertientes económicas y sociales, respetando usos y costumbres de los pueblos, e impulsándolos con una clara política de crecimiento energético.

Destacó que para que la Ley de Transición Energética dé resultados, debe ser cuidada de manera integral, viéndose que no sólo permee en las grandes inversiones, sino que desde los municipios se tomen las responsabilidades y se genere un consumo responsable. “Tenemos que apostar a la inversión del recurso humano, a la especialización, a la proyección de nuevas generaciones y al fortalecimiento de la producción de energías renovables”.

El diputado Javier Octavio Herrera Borunda (PVEM), secretario de la Comisión de Cambio Climático, comentó que México tiene grandes potencialidades para desarrollarse en el campo de energías renovables, y estimó que se cuenta con el marco regulatorio adecuado, aunque tal vez perfectible.

Agregó que nuestra matriz energética ya tiene un componente de energía renovable limpia, sobre todo a base de la energía hídrica, pero de ahí se puede crecer. Se pronunció por generar condiciones de mercado, para movilizar grandes capitales y entrar a la transición energética real.

En tanto, la diputada Rocío Nahle García (Morena), secretaria de la Comisión de Energía, precisó que su partido político está a favor de las energías renovables, pero consideró que se debe hacer con una planeación responsable. “Tenemos hidrocarburos, pero hay que transformarlos de forma responsable”.

Comentó que a pesar del consumo de gasolinas, hoy se tiene la producción más baja de las últimas tres décadas y, por otra parte, hay seis refinerías estancadas. Por ello, insistió en que se tiene una mala planeación, combinada con corrupción. Se pronunció por tener un mercado bien planeado, con el principal objetivo de tener una seguridad energética, con impacto social para las comunidades.

La legisladora Silvia Guadalupe Garza Galván (PAN), presidenta de la Comisión Especial de Cambio Climático del Senado de la República, destacó la importancia de cumplir con las metas planteadas por las leyes General de Cambio Climático y de Transición Energética, así como con los compromisos internacionales establecidos en el país.

Es imperante, sostuvo, que en México se realice el “reverdecimiento” de la economía mediante la restructuración y reorientación de las políticas, inversiones y gastos hacia los sectores de tecnologías limpias. Consideró que los principales retos son la menor extracción y uso de los recursos naturales, la creación de menos desechos y la reducción de las desigualdades sociales.

La coordinadora de Políticas Públicas del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Gabriela Niño Gómez, señaló la importancia de reducir la intensidad de carbono en el Producto Interno Bruto y generar una transición hacia economías de bajo carbono.

Subrayó que no existe un camino claro para lograr la meta de generar el 50 por ciento de la electricidad a través de fuentes limpias para el 2025; por ello, consideró indispensable generar un debate político con los diversos actores para analizar cuáles son las posturas, líneas de trabajo y posicionamientos respecto a cómo se transitaría hacia energías renovables y limpias.

Es importante, dijo, abrir el dialogo para analizar acciones concretas que se puedan implementar de manera conjunta y lograr las metas a nivel internacional en materia de cambio climático y de transición energética.

El director del Proyecto Regional “Transformación Social-Ecológica de la Friedrich-Ebert-Stiftung”, Christian Denzin, comentó que de acuerdo con un estudio, América Latina dispone de un potencial en la producción de energía eléctrica 22 veces más grande que el consumo proyectado para el 2050, lo que significa que se podría volver un exportador de energías limpias y renovables. México dispone de una potencial de reducción de los gases de efecto invernadero del 52 por ciento para el 2030.

Por ello, dijo, es necesario discutir qué potencial tienen las energías renovables en México y cómo se pueden aprovechar, así como las visiones políticas de los partidos para el uso de las energías renovables y cómo incentivar el cambio estructural de manera estratégica.

Al exponer su presentación sobre la transición energética en México, Guillermo Hernández González, experto en el tema del Banco Mundial, subrayó que México tiene un alto potencial de energías renovables y reconoció que hay avances al respecto.

Sin embargo, dijo, los principales retos son la necesidad de esfuerzos coordinados de todos los actores para poder alcanzar los compromisos en materia de emisión y de generación limpia, así como la intermitencia de algunas tecnologías y la adaptación para ajustarla a nuevas realidades. Además, el financiamiento e incorporación de instrumentos innovadores en el sector.

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