Inicio / Presidencia / Actos Oficiales / MENSAJE DEL PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS, JESÚS ZAMBRANO GRIJALVA DURANTE LA CEREMONIA CÍVICA POR EL CCX ANIVERSARIO DEL NATALICIO DE BENITO JUÁREZ, EN EL PALACIO DEL AYUNTAMIENTO DEL GOBIERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO. 21 de marzo de 2016

MENSAJE DEL PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS, JESÚS ZAMBRANO GRIJALVA DURANTE LA CEREMONIA CÍVICA POR EL CCX ANIVERSARIO DEL NATALICIO DE BENITO JUÁREZ, EN EL PALACIO DEL AYUNTAMIENTO DEL GOBIERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO. 21 de marzo de 2016

________________________________________________________________________________

Muchas gracias.

Muy buenos días Doctor Miguel Ángel Mancera Espinosa, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Distinguidas y distinguidos miembros del Gabinete del Gobierno de la Ciudad de México.

Amigas y amigos todos aquí presentes.

Este duo-centésimo décimo aniversario del natalicio de Benito Juárez es propicio para reflexionar sobre cuáles son los valores del pensamiento y obra que nos llevan a conmemorar, especialmente en este año, el nacimiento del “Benemérito de las Américas”.

Sin duda, la importancia de consolidar y de fortalecer las instituciones que le sigan sirviendo al país y que le sirvan –especialmente- a la Ciudad de México y a sus habitantes.

El significado profundo de la democracia como base de la consolidación de todas las demás libertades, de todos los demás valores de una sociedad: El mantener inalterable el papel del estado laico, de una República Laica con todo lo que en ello significa el papel de los gobernantes y, particularmente, lo que significa en el papel y el contenido de la educación pública.

La necesidad de tener gobiernos y gobernantes que se den a respetar por su desempeño austero y alejados de la corrupción que, hoy por hoy, es el cáncer más repudiado por la sociedad y, desde luego, luchar contra la insultante desigualdad social que hoy tenemos como el otro grado de problema que debe atenderse y resolverse con urgencia.

Los avances de los gobiernos que ha tenido la Ciudad de México desde que sus autoridades empezaron a ser electas democráticamente en 1997, han ido desplegándose justamente en el sentido de ir materializando estos postulados juaristas con un conjunto de programas sociales, de avances en todos sentidos, y de libertades individuales.

Entre ellos, destaco aquel que tiene que ver con hacer realidad la igualdad sustantiva y efectiva de las mujeres ante los hombres, y de respetar el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, así como respetar el derecho de amar a quien se decida libremente sin importar su sexo.

Este 210 aniversario del natalicio del “benemérito” Benito Juárez, adquiere un especial significado por estar próximas las elecciones de los diputados constituyentes de la Ciudad de México que tendrán la honrosa e histórica tarea de construir un nuevo orden jurídico para la capital de la República. Es decir, la primera Constitución para la gran Ciudad de México.

Los mexicanos y, en particular, las y los capitalinos, hemos construido a lo largo de más de 200 años de vida independiente, una especial visión de la soberanía del estado democrático de derecho, de las libertades fundamentales y de una democracia de inspiración juarista.

Juárez ha estado siempre presente en la vida política y social de nuestra ciudad, a través de sus instituciones y la fuerza del imperio de la ley.

El gobierno de Miguel Ángel Mancera Espinosa –a quien agradezco la invitación para participar el día de hoy en esta tan importante ceremonia- en los poco más de tres años de su ejercicio, se ha guiado con un profundo respeto a la ley; pero, sobre todo, ha escuchado la voz de los capitalinos, misma que yo llevo con éxito ante la representación política nacional en el Congreso de la Unión, para que éste, el Congreso de la Unión, aprobara la Reforma Política de la ciudad capital de todos los mexicanos.

Este fue un compromiso de campaña que hizo Miguel Ángel Mancera como candidato, refrendado después ya como Jefe de Gobierno electo, y cumplido a cabalidad a principios de este 2016, y ahí me tocó la honrosa distinción –por cierto, acompañado por el propio Jefe de Gobierno- de declarar la validez constitucional de esta tan importante reforma.

Por eso, hoy, cuando las diferentes fuerzas políticas y la sociedad debaten intensamente sobre la ruta para transformar democráticamente la Cuidad de México, la respuesta vuelve a ser el perfeccionamiento y la observancia de los principios éticos, axiológicos y de justicia, que convergen en la ley.

La Reforma Política para el recién desaparecido Distrito Federal –hoy Ciudad de México- que avalaron todos los partidos políticos representados en el Congreso federal, tiene ese noble y altísimo propósito: Como sociedad, deseamos reglas claras, justas y equitativas que nos permitan resolver por la vía de la ley, los conflictos de competencias, de atribuciones, de facultades y que el reparto puntual de responsabilidades, deberes y obligaciones sea puntual y preciso.

Todo esto lo decidirá el voto de los capitalinos, de las mujeres y hombres que irán a votar y, con ello, definiremos la ruta para construir nuestro futuro. Y esta aspiración, hay que subrayarlo, surge de la profundidad del pensamiento democrático juarista.

Y por eso, hoy todos estos preceptos que enunciaba al principio, todos estos avances, todas estas libertades, ahora tenemos el reto y el compromiso de plasmarlos en la primera Constitución que tendrá la Ciudad de México al ser reconocida en condiciones de igualdad con las demás entidades de la República.

Y hay que decir por éso, que es falso lo que un partido político especialmente señala en su propaganda engañosa en el sentido de que el gobierno de Miguel Ángel Mancera y quienes nos identificamos con el Gobierno de la Ciudad, queramos eliminar todas estas libertades, todos estos derechos que hemos impulsado, que nosotros hemos apoyado, que hemos conquistado, y que son fruto del esfuerzo de millones de mujeres y de hombres.

Además, la Ciudad de México debe seguir marcando el sentido en el que debe avanzar el país ahora que México requiere, con más urgencia que nunca, un viraje de fondo.

En los últimos días, por ejemplo, también se actualiza el precepto juarista aquí enunciado al final de este pódium, que señala que: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Especialmente, cuando un precandidato a la Presidencia de los Estados Unidos amenaza con declarar la guerra a nuestro país.

Es nuestro deseo que la sensatez y la responsabilidad de la mayoría de los electores norteamericanos eviten que un individuo como Trump llegue a gobernar a este país vecino pues sería catastrófico para la relación y colaboración que debe haber entre México y Estados Unidos, y pondría en peligro el equilibrio y la paz mundial.

Pero también se actualiza el principio juarista de la exigencia de defender nuestra soberanía, ante la acelerada pérdida de nuestra seguridad energética, de nuestra soberanía energética dada la acelerada privatización de nuestras riquezas nacionales como resultado de una Reforma Energética que no debía haberse hecho y que, por cierto, también en esto debo reconocer que el Doctor Miguel Ángel Mancera, como Jefe de Gobierno, se pronunció abiertamente en contra de este sentido privatizador que tenía y tiene la Reforma Energética impulsada desde el Gobierno Federal, y apoyó una propuesta de sentido democrático de una reforma que requería el país. Mi reconocimiento también por ello Doctor Mancera.

Y diría por ello que, actualizando los postulados juaristas, México requiere de más democracia, de más igualdad social, más austeridad gubernamental, de sacudirnos el cáncer de la corrupción, del respeto entre las naciones y la consolidación democrática de sus instituciones, de avanzar en hacer realidad de lo que también desde aquí, desde el Gobierno de la Ciudad, se impulsó con la desindexación del Salario Mínimo, de que haya un avance rápido en la recuperación del poder adquisitivo del salario.

Y esta fue también –hay que reconocerlo y recordarlo ¿por qué no?- una iniciativa impulsada desde el Gobierno de la Ciudad con Miguel Ángel Mancera.

Y por lo tanto, de seguir avanzando en el sentido de la consolidación democrática en sus instituciones, no de jugar irresponsablemente con los anhelos más profundos de la gente y, mucho menos, caer en el adagio aquel de “mandar al diablo a las instituciones”.

Hay que cerrar el paso a toda pretensión irracional, obtusa y populista de acceso al poder por la vía de la intransigencia y de la confrontación.

¿Quién si no esta izquierda democrática y progresista que hoy está en el Gobierno de la Ciudad de México ha impulsado la agenda juarista en la época contemporánea?

Porque somos juaristas y lo seguiremos siendo por convicción y en nuestra práctica cotidiana.

Felicidades y muchas gracias.