El Presidente de la Cámara de Diputados, Jesús Zambrano Grijalva, en la ceremonia conmemorativa del bicentenario de "El periquillo sarniento" y entrega de reconocimientos a periodistas. 27 de abril de 2016
Muy buenas tardes a todas y a todos los aquí presentes.
Amigas y amigos comunicadores que cubren la fuente de la Cámara de Diputados y las familias que los acompañan.
Qué bueno que están aquí en este momento de acercamiento más afectivo y de convivio.
Para nosotros como diputados, quienes nos encontramos aquí presentes, el coordinador del Grupo Parlamentario del PRD, diputado Francisco Martínez Neri, y un servidor en mi carácter de Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, en verdad constituye un gran honor, una enorme satisfacción el poder encontrarnos aunque sea unos cuantos minutos en esta ocasión, cuando pensamos que podíamos disponer de más tiempo; pero ahí están los tiempos mismos de la Cámara de Diputados.
Que yo digo que no terminamos de aprender, u otros nos imponen su “no aprendizaje” por el hecho mismo de que pareciera que siempre estamos dejando al final, de los últimos días de los períodos de trabajo, las actividades que más se espera por la sociedad que atendamos, que resolvamos en nuestros dictámenes, en nuestras deliberaciones.
Y desde luego que, con motivo del bicentenario de la Primera Edición de “El Periquillo Sarniento”, de José Joaquín Fernández de Lizardi; para nosotros, para mí en lo particular, es de una gran responsabilidad y satisfacción al mismo tiempo, el poder refrendar con ustedes los compromisos de respeto irrestricto a la libertad de expresión, a la libertad de prensa, a la libertad de pensamiento, al derecho que tienen a indagar más allá de lo que los ojos comunes –por decirlo así- logran ver, logran apreciar.
El que se constituyan en verdaderos observadores parlamentarios como se asume en su columna mi amigo Antonio Tenorio Adame que… ¡ya recuperamos la Tribuna, para que veas que sólo fue un momento en que ustedes la tomaron!
No…O que se atrevan a dar “cristalazos” como lo hace Rafa Cardona, o como lo hacen quienes andan desde luego, buscando más allá de lo que se logra observar. O que, a veces, como les he dicho, quieren que uno les diga lo que ustedes quieren que les digan en los “chacaleos”, en las entrevistas y entonces, hay que estar “muy a las vivas”.
El recuento que aquí han hecho de la historia del periodismo de lo que, aunque se ha considerado la primera novela, la primera obra literaria de México, de la Nueva España, y hay quienes la consideran “la primera obra literaria hispanoamericana”, en realidad siendo considerada como una novela, recordándola, nos obliga ahora -como dice Toño Tenorio- a releerla después de muchos años.
Es también, al mismo tiempo, una suerte de reflejo de la investigación, de la observación del periodista que se plasma allí.
Y ustedes como lo han aquí recordado en este recuento muy apretado de cosas, lo que han hecho como trabajadores que cubren la fuente periodística en el espacio de San Lázaro, viven junto con nosotros (y han vivido junto con quienes por aquí han pasado), lo que es la vida, lo que ha sido la vida del país.
En lo que a ustedes les ha tocado vivir, algunos con más tiempo que otros; pero ya por ejemplo a los que les dimos reconocimiento el día de hoy –y muy merecido, por cierto- ya tienen más de 25 años, 25 por lo menos; y en estos 25 años han pasado muchísimas cosas, como ahorita se relataba aquí.
Nos hicieron recordar muchos momentos memorables que son parte ya de la historia de nuestro país, y ustedes los registraron puntualmente, cada quien a su manera, cada quien con su propia objetividad que, cada quien la tiene y en eso también el periodismo tiene su objetividad y su grado de subjetividad por la manera en que cada quien lo hace o aprecia la realidad.
Pero finalmente, como bien aquí se decía, nuestro amigo que hizo uso de la palabra -no lo voy a aludir para que no quiera tomar por “alusión personal”- en realidad le decía casi como en disculpa con la familia, decía: “Pues aquí hemos vivido con ustedes muchas de las cosas que se discuten, se deciden, a veces hasta altas horas de la noche o de la madrugada, o a veces hasta amaneciéndonos aquí, y ustedes aquí están.
Y compartimos en este sentido, una parte de nuestra existencia con ustedes, y esto no es poca cosa.
“Por las buenas o por las malas”, terminándonos viéndonos casi todos los días cuando estamos aquí en período de sesiones…. No, y en verdad, todo nuestro reconocimiento a su labor, todo nuestro reconocimiento a su profesionalismo, todo nuestro reconocimiento a su libertad para poder desarrollar su trabajo en las mejores condiciones que se puedan.
Reclaman la existencia del “corral de la ignominia” como se le intituló, se le denominó; pero de todas maneras ahí andan: sacando la nota como pueden antes de que arranque la sesión -a veces ya arrancada la sesión- y, finalmente, hemos aprendido a convivir con reglas que nos han impuesto también ustedes, y reglas que se derivan de la natural pluralidad política que, afortunadamente, “ha llegado para quedarse”.
Entonces, para nosotros en verdad, es de una gran satisfacción, de un gran orgullo, de convivir en esta ocasión con ustedes, de hacerlo en esta ocasión en mi calidad de presidente de la Mesa Directiva –ya me quedan 4 meses, ya se está acabando el disfrute o el padecimiento, depende de cómo lo vean- de estar al frente de la Cámara; pero es una responsabilidad histórica que ha sido justamente producto de esta transformación política que se ha dado en nuestro país y que hemos aprendido también no solamente a, como dicen: “ser borracho” y reclamar desde allá, sino ser “cantinero” y decir: espérate tantito, tranquilo; y entonces, buscar el equilibrio en el marco de la pluralidad que hoy estamos viviendo.
Pues, en verdad, muchas felicidades a todas y todos, y –especialmente- a las y los galardonados en esta ocasión por su desempeño, por su trabajo, por su dedicación, por su tiempo, por su larga trayectoria, y espero que nos sigamos viendo aquí o en muchos lados, a quienes he conocido también en muchos lados antes de llegar acá, en el trabajo y en la trinchera de cada quien.
Felicidades, provecho y muchas gracias.