La economía social (ES), tiene su origen histórico en las asociaciones populares y las cooperativas.
En sus inicios eran la respuesta de los grupos sociales más vulnerables e indefensos, a través de organizaciones de autoayuda, a las nuevas condiciones de la sociedad industrial en los siglos XVIII y XIX. Las cooperativas, las sociedades de socorros mutuos y las sociedades de resistencia reflejaron las tres direcciones que tomó este impulso asociativo.

Los últimos estudios han puesto de relieve el crecimiento considerable del conjunto de la ES en Europa. Uno de los más importantes estudios, llevado a cabo por CIRIEC para la Comisión Europea en el marco del programa piloto «Tercer sistema y empleo» (CIRIEC, 2000), señala la creciente importancia de las cooperativas, las mutuas y las asociaciones para la creación y el mantenimiento del empleo y la corrección de graves desequilibrios económicos y sociales.