Boletín N°. 1272 | México presenta uno de los salarios mínimos más bajos en América Latina; necesario crear sistema que aumente su monto |
06-04-2016.- México presenta uno de los salarios mínimos más bajos en América Latina; es necesario crear un sistema que permita aumentarlos, de acuerdo al Convenio 131 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), coincidieron académicos y expertos en la materia durante el foro “Retos para incrementar el salario mínimo”, que se realizó en San Lázaro.
La presidenta de la Comisión de Seguridad Social, diputada Araceli Damián González indicó que existe un aparente consenso de empresarios acerca de que para tener mejores niveles de ventas es indispensable elevar las percepciones mínimas.
El secretario de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, diputado Vidal Llerenas Morales (Morena), estimó necesario que el gobierno avance en el tema y que la sociedad exija una nueva ingeniería en la institución que determina el salario mínimo, a fin de que en el corto plazo se incremente su monto de manera sustancial y convertirlo un instrumento de regulación del mercado.
Dijo que de acuerdo a la experiencia de Alemania, la fijación del salario mínimo no representó incrementos en la inflación, ni en las negociaciones salariales globales; por el contrario, hubo una mejoría en las negociaciones laborales de los trabajadores con poca o nula calificación.
En su turno, el jefe de la Unidad de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe en México (Cepal), Pablo Yanes Rizo, destacó que nuestro país ha mantenido uno de los salarios mínimos más bajos en América Latina por mucho tiempo.
Según estimaciones, continuó, alrededor del 13 por ciento de los mexicanos reciben ingresos inferiores al salario mínimo, mientras que entre las personas que reciben ingresos hasta de un salario mínimo, la mayoría son mujeres.
Ante ello, precisó, se requieren crear políticas de recuperación del salario que vayan acompañadas de políticas de fortalecimiento en la negociación colectiva y cerrar brechas de implementación entre lo que establecen las normas y su aplicación.
Agregó que la desigualdad cada vez se convierte en un obstáculo para el crecimiento y desarrollo de los países y, desde el punto de vista de la Cepal, hay exceso de liquidez y falta de demanda que en buena medida puede explicarse por los altos niveles de concentración del ingreso.
El miembro del Observatorio de Salarios y académico de la Universidad Iberoamericana-Puebla, Miguel Calderón Chelius, coincidió en que México paga los salarios mínimos más bajos en América Latina, incluso que Haití.
Resaltó que el salario mínimo federal en Estados Unidos es de 7.7 dólares por hora y para alcanzar este sueldo el trabajador mexicano necesitaría dos días de trabajo. “Actualmente, tener un trabajo formal con salario mínimo no garantiza bienestar, sino pobreza”.
Se requieren políticas a corto plazo para incrementar y recuperar el salario, y sirva para dinamizar el mercado interno.
El investigador de la dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Saúl Escobar Toledo, mencionó que el salario no debe referirse sólo al aumento en su monto, sino a crear un sistema de salarios mínimos, de acuerdo al Convenio 131 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La tarea del Poder Legislativo, aseveró, es cambiar no sólo la cantidad sino crear todo un sistema de salarios mínimos donde se consulte a empleadores y empleados y donde se establezcan los ajustes periódicos al ingreso, junto con medidas adecuadas para garantizar su aplicación efectiva.
De acuerdo a la OIT, subrayó, la intención y el objetivo de un sistema de salarios mínimos es combatir la pobreza de los trabajadores, sobre todo de aquellos que están por debajo de las percepciones mínimas.
Por su parte, la investigadora y académica de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, Rosa Albina Garavito, señaló que los salarios mínimos presentan un deterioro de 39 años, más de una generación, por lo que “el Poder Legislativo tiene una gran responsabilidad para que éstos mejoren”.
Declaró que la jornada de trabajo familiar donde laboran padres e incluso uno de los hijos, aumentó 50 por ciento de 1984 a la actualidad, lo que significa que uno de los perceptores por hogar aumentó de 1.4 a 2.4.
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