Boletín N°. 0848 | Política prohibicionista en el consumo de la marihuana “ha sido un fracaso”; coinciden académicos y legisladores |
26-01-2016 Durante el segundo día de las “Audiencias Públicas para las Alternativas de Regulación de la Marihuana”, realizadas por la Cámara de Diputados y el Senado de la República, académicos y legisladores coincidieron en que la política prohibicionista en el consumo de la marihuana “ha sido un fracaso y ha causado daños la salud, la seguridad y la paz social”.
Subrayaron que, en el contexto internacional, México corre el riesgo de quedar rezagado frente a sus socios de Canadá y Estados Unidos donde se está legalizando el uso y la comercialización de la marihuana.
Los ponentes reiteraron que para el Estado es mucho más difícil controlar un mercado invisible que uno visible; con esta última opción se puede generar una regulación más estricta, orientada a disminuir el consumo y la adicción a la sustancia.
En la mesa de análisis “Regulación en el Contexto internacional”, moderada por el diputado Arturo Santana Alfaro (PRD), secretario de la Comisión de Justicia, el diputado Jesús Gerardo Izquierdo Rojas (PVEM), secretario de la Comisión de Gobernación, enfatizó que la política contra las drogas ha sido un fracaso y no se debe discutir si la marihuana es buena o mala, sino qué es lo necesario y prudente en el tema medicinal.
Recomendó legislar a partir del fallo de la Suprema Corte. “Ya no podemos estar haciendo más foros y temas”, planteó.
Propuso traer al Congreso de la Unión los ejemplos de América Latina y España y Portugal, para legislar lo más pronto posible en lo referente a la marihuana. “No en contra de las convenciones internacionales, pero poniendo como ejemplo los países de vanguardia a nivel mundial”.
El senador Mario Delgado Carrillo (PRD), presidente de la Comisión del Distrito Federal, afirmó que para realizar una adecuada legislación del uso de la marihuana, se debe quitar la idea de que los acuerdos con las convenciones internacionales actúan como una “camisa de fuerza” y por ello no se puede avanzar en una política de drogas.
Detalló que la política prohibicionista en nuestro país ha ido más allá de las restricciones que imponen las convenciones internacionales; por ejemplo, el uso medicinal en algunas naciones está permitido, es decir, sí existe la posibilidad de realizar una regulación de la cannabis sin faltar a los compromisos.
“No es un pretexto decir que se deben cambiar las convenciones para que nosotros hagamos las cosas diferentes, tenemos márgenes para hacerlo de manera distinta”, aseguró el senador perredista.
Delgado Carrillo se congratuló de que el Congreso finalmente abra el debate sobre la regulación de drogas y las audiencias sirvan para modificar las leyes, ya que la marihuana es la droga más consumida en el mundo y, por ello, no puede dejarse de lado el contexto internacional, el cual plantea regular las drogas.
Estimó que la corrupción puede ser uno de los grandes obstáculos para iniciar una regulación más agresiva, sumándose a la enorme lista de fracasos de la política prohibicionista de la guerra contra las drogas”.
Jorge Javier Romero, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), señaló que el Sistema Internacional de Control de Drogas y las políticas públicas que generó “han sido un fracaso rotundo y evidente que ha causado muchos más daños a la salud, a la seguridad y a la paz social, que los que quiso corregir”.
Estimó que en México, al menos en el tema de la marihuana, se debería ya estar regulando, pues la política de drogas que ha mantenido nuestro país durante las últimas décadas es insostenible por el impacto social y los daños a la paz y a la salud que ha generado. Por lo tanto, dijo, es el momento de empezar a cambiarla con regulación legislativa. “Aunque se haga gradualmente y se empiece por la marihuana, es indispensable que la política de drogas en su conjunto sea discutida”.
Subrayó que no sólo en México, sino en buena parte del mundo, el sostenimiento del Sistema Internacional de Control de Drogas ha sido extremadamente costoso para los derechos humanos. En el caso de nuestro país, dijo, la guerra contra las drogas en la última década y la política de seguridad en manos de las Fuerzas Armadas, han violado sistemáticamente estas garantías individuales.
También consideró que prohibir el uso médico de la marihuana es un despropósito, ya que dejan atrás a la investigación científica mexicana en temas tan importantes como la utilización de los cannabinoides para paliar enfermedades como los ataques epilépticos.
En su turno, Lisa Sánchez, de México Unido Contra la Delincuencia, refirió que hay muchos casos alrededor del mundo donde la política está cambiando, porque la prohibición no es prevención y no es la mejor manera de regular cómo los individuos se relacionan con las drogas, particularmente con la marihuana.
Subrayó que tenemos un sistema muy prohibitivo que no resuelve el problema de salud ni el criminal y lo único que ha creado es un desbalance tanto en presupuestos como en prioridades gubernamentales.
Precisó que la política de drogas debe ser integral y no puede concentrarse en una sola sustancia y el abordaje desde los derechos humanos tiene que ser para los y las personas usuarias de todas las sustancias.
Mencionó el modelo español que tiene clubes sociales de cannabis, en donde no necesariamente se legaliza en su totalidad la marihuana, sino se autoriza el autocultivo para las personas que quieran consumirla, proveyéndolos de una alternativa para no recurrir al mercado negro y tener que ponerse en contacto con el mundo criminal.
Hay regulaciones que se pueden poner a todo lo largo de la cadena y las experiencias de otros países pueden retomarse como modelos mixtos, planteó.
Jorge Castañeda Gutman, exsecretario de Relaciones Exteriores, manifestó que de no regularse el consumo de la marihuana en México, se corre el riesgo de quedar rezagado frente a sus socios, pues Canadá legalizará políticas en la materia y en Estados Unidos el número de regiones que permiten su comercialización va en aumento.
Ante este panorama, afirmó que es absurdo que “nos quedemos rezagados, cuando el país que ha pagado el mayor costo en vidas, dinero, violencia e imagen por esta absurda guerra, ha sido México”.
Explicó que en el entorno internacional, Canadá legalizó el cultivo y consumo de marihuana, al grado que la producción de Columbia Británica es de alta calidad, lo cual ha desplazado del mercado a Estados Unidos y México.
Consideró fundamental establecer un diálogo con el gobierno de Estados Unidos y, con ello, analizar las acciones que se implantarán o si se seguirá decomisando la marihuana y enviar al Ejército a buscar narcotúneles para, una vez confiscada, incendiarla.
Es decir, cuál será la lógica que se tomará, pues el 95 por ciento de la producción mexicana es exportada y su principal consumidor es California, estado que pronto legalizará su compra y venta.
Por su parte, Diego Canepa, asesor de la Organización de los Estados Americanos OEA en Uruaguay, sostuvo que para que las políticas públicas tengan éxito deben estar basadas no sólo en el convencimiento, sino en la evidencia científica de que están dando resultados y en una evaluación periódica sobre los avances.
Señaló que para un Estado es mucho más difícil controlar un mercado invisible que uno visible, es decir, si se hace perceptible la comercialización se puede generar una regulación más estricta, la cual esté orientada a disminuir el consumo y la adicción a la marihuana.
Explicó que durante el diseño de la política de drogas en su país se encontró que existe una enorme hipocresía a nivel internacional sobre este tema; por ello, continuó, se diseñó un proyecto que permitiera la comercialización, pero con regulación sanitaria para quien consuma este producto.
Precisó que se hizo un decreto que regula y establece mecanismos para la producción y acceso a la marihuana, como el autocultivo, por el cual se permite a cada hogar registrar hasta seis plantas de marihuana.
Además, plantea dar tratamiento a las personas que tienen un uso abusivo de esta sustancia, pues el tope de consumo se fijó en 40 gramos por mes y se establecieron los denominados “clubes cannabicos”.
Todas estas modalidades de consumo son llevadas bajo un padrón electrónico, el cual impide que un cultivador compre marihuana en la farmacia, afirmó.
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