Boletín N°. 1581 | Diputados promueven punto de acuerdo para que la Permanente se pronuncie por recuperar a estabilidad en Brasil |
26-05-2016.- Diputados del PRD dieron a conocer que presentaron en la Comisión Permanente un punto de acuerdo mediante el cual esta soberanía se pronuncie para que los sectores económico, social y político de Brasil se unan, a fin de que ese país pueda recuperar la estabilidad.
El documento ya fue turnado a la Segunda Comisión -Relaciones Exteriores, Defensa Nacional y Educación Pública- para su análisis, informaron legisladores de ese grupo parlamentario en San Lázaro.
Héctor Javier García Chávez también dio a conocer que varios diputados mexicanos asistirán al XXII Encuentro del Foro de São Paulo –del 23 al 26 de junio, en El Salvador- para fijar posición y sacar resolutivos de solidaridad con el gobierno de Rousseff.
El propósito es que “se reencausen las vías democráticas y constitucionales de Brasil, como motor fundamental de la democracia en América Latina”, afirmó durante una reunión que sostuvieron con Tereza Helena Gabrielli Barreto Campello, quien fungió como ministra de Desarrollo Social y Combate al Hambre en el gobierno de Dilma Rousseff.
Por su parte, el diputado Guadalupe Acosta Naranjo consideró que la situación brasileña es un “golpe” perpetrado por personajes vinculados a la corrupción y “conservadores en su visión de desarrollo”, quienes se vieron afectados con la políticas públicas de Rousseff.
“Los gobernantes electos por los ciudadanos no pueden ser removidos mediante una conjura política de un grupo de no respetó el marco legal y jurídico para hacer esto, señaló el vicecoordinador del grupo parlamentario del PRD.
“Estaremos pendientes para que en el seno de la Comisión Permanente, el punto de acuerdo sea dictaminado”, subrayó en el encuentro al que también asistió Cecilia Soto González, diputada perredista y ex embajadora de México en aquella nación sudamericana,
La legisladora calificó de compleja la situación de Brasil, e instó a analizar las razones de que se disolviera el apoyo parlamentario a Dilma Rousseff, quien llegó a tener más del 70 por ciento de popularidad entre la ciudadanía.
“Al presidente Fernando Henrique Cardoso, el Partido de los Trabajadores le puso 19 impeachments y ninguno progresó. A Lula, también, pero ninguno progresó, porque no había condiciones políticas para hacerlo. ¿Qué fue lo que pasó ahora?, ¿qué podemos aprender?”, preguntó.
En su oportunidad, la ex ministra brasileña Tereza Helena Gabrielli Barreto Campello advirtió que la situación que atraviesa su país “pone en peligro a toda Latinoamérica”, donde grupos conservadores “pueden tomar como ejemplo el proceso de destitución de Dilma Rousseff, para también quitar a sus presidentes en turno”.
“Como no es abiertamente un golpe armado –lo cual me preocupa-, no es tan fácil identificar. En este sentido, da una fórmula, da alas a otros países en donde se pueda ver esta experiencia brasileña y decir que también ellos lo pueden hacer”, subrayó.
Quien ocupara la cartera de titular de Desarrollo Social y Combate al Hambre en el gabinete de Rousseff, calificó el impeachment de la mandataria como una “maniobra maquillada”.
Las razones fueron “inventadas” por parte de un reducido grupo de oposición y que derivan de una “onda conservadora”, dijo y apuntó que la Carta Magna de Brasil precisa crímenes por los cuales se puede destituir a un presidente.
Empero, explicó, el retraso de transferencias de recursos a programas públicos y la reorganización del presupuesto, motivos que dieron origen al proceso contra Rousseff, no ameritan su salida.
En la sesión de la Cámara de Diputados brasileña donde se inició este procedimiento “ningún legislador supo, efectivamente, dar la razón por la que la presidenta debía sufrir un impeachment”, sostuvo.
Además, continuó, ex mandatarios brasileños que incurrieron en faltas similares, y otros sobre quienes recaen sospechas de corrupción, no se les acusó.
Por otra parte, admitió que en su momento hizo falta avalar una reforma política para evitar este tipo de controversias, y otra para democratizar a los medios, que abonan a que la población “se encuentre insatisfecha” con Rousseff.
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