Boletín N°. 3836 | Reforzar regulación en establecimientos comerciales para prohibir consumo de bebidas alcohólicas en menores |
15-07-2017 La diputada Leticia Amparano Gámez (PAN), presidenta de la Comisión Especial de Salud Mental y Drogas, urgió a las entidades del país a establecer medidas normativas en establecimientos mercantiles para prohibir el consumo de bebidas alcohólicas a menores de edad, y regular que no existan actividades que alienten mayor ingesta que ponga en riesgo la integridad de los jóvenes y del público en general.
Ante el aumento en el consumo de bebidas embriagantes, estimó prioritario impulsar campañas de concientización basadas en programas contra el alcoholismo, a fin de proteger la salud y la integridad de la juventud, ya que el 60 por ciento de los hechos delictivos se asocian a esta práctica.
En un punto de acuerdo presentado ante la Comisión Permanente, la legisladora sostuvo que a pesar de que se cuenta con disposiciones jurídicas, como la Ley General de Salud, orientadas a controlar la venta a menores y a personas en estado de intoxicación, algunas entidades federativas y municipios mantienen prácticas comerciales nocivas que promueven el exceso en la ingesta de bebidas alcohólicas, de mala calidad, y establecen promociones para alentar el consumo.
“Algunas entidades federativas no han actualizado sus reglamentos en la materia y estas prácticas comerciales en lugares de consumo se mantienen, a pesar de las evidencias de los riesgos” a la salud e integridad de los jóvenes.
Un ejemplo, indicó, lo encontramos en las llamadas “barras libres” donde se consumen elevadas cantidades de alcohol, que por su propia característica y publicidad que se hace de esto se busca que los asistentes ingieran la mayor cantidad de alcohol por un mismo precio; el beber mucho se ubica como una forma de aprovechar dicha oportunidad.
Por ello, la presidenta de la Comisión Especial de Salud Mental y Drogas propuso crear, actualizar y fortalecer las normas jurídicas para erradicar prácticas comerciales dañinas y garantizar que los menores bajo ninguna condición, compren o consuman bebidas con alcohol, solicitando la identificación oficial que acredite su edad.
Prohibir la realización de ventas especiales directas o indirectas, rebajas, bebidas de cortesía, precios fijos en consumo ilimitado (barra libre), ventas a granel o cualquier otra promoción que incentive mayor demanda de alcohol como venta de cerveza en tamaño “caguama”, por cubeta, “dos por uno” y descuentos “por cartón”, “yarda” y bebidas gratis.
El control de estas promociones resulta una tarea complicada por la fragmentación en la legislación que propicia la falta de vigilancia y control de la venta tanto licita como ilícita, principalmente en menores de edad; sin embargo, deben establecerse medidas urgentes para regularlas, subrayó.
Se requiere prohibir el ofrecimiento al público de un número ilimitado de bebidas embriagantes de cortesía en almuerzos y comidas, y sólo se ofrezca un licor de cortesía.
Evitar que en los establecimientos mercantiles se celebren concursos, premios o cualquier tipo de promoción que sugiera incrementar el consumo u otorgar bebidas como premio al ganador; facilitar la atención médica y el abrigo necesario a las personas con intoxicación etílica grave.
Asegurar que en los locales comerciales se impida servir alcohol hasta la intoxicación del bebedor y, en su caso, se asigne la co-responsabilidad legal por las consecuencias de los daños resultantes de la intoxicación causada; se ofrezca un servicio responsable de bebidas alcohólicas y la formación de personal para evitar situaciones de riesgo por el abuso en el consumo.
Amparano Gámez precisó que en México resulta altamente preocupante la magnitud, las tendencias y el impacto que tiene este problema. La Encuesta Nacional de Adicciones 2011 establece que 26 millones 828 mil 893 personas de entre 12 y 65 años beben grandes cantidades de alcohol (cinco copas o más para hombres y cuatro o más para mujeres), alentando riesgos para su salud, seguridad y la de otros. Se observa un crecimiento en el número de mujeres dependientes del alcohol.
Los jóvenes corren diversos riesgos al beber en exceso: violencia, accidentes viales y relaciones sexuales sin protección, entre otras, con evidentes consecuencias: daños que van desde la afectación al desarrollo cerebral, riesgo de lesiones al participar en actos de violencia, contraer enfermedades contagiosas y hasta la muerte.
El consumo de alcohol es la principal causa de los accidentes de automotores (incluyendo accidentes de tránsito y atropellados), más del 50 por ciento ocurren bajo los efectos del alcohol. Dentro de éstos, el grupo de edad de 15 a 29 años ocupa el segundo lugar por mortalidad.
La legisladora por Sonora comentó que desde 2006 se ha registrado en el país una proliferación de fábricas, destiladoras, envasadoras de productos que se hacen pasar como mezcales, tequilas o bebidas alcohólicas que utilizan agave, por lo que debe analizarse el papel que tienen este tipo de empresas para regularlas.
Son destilados de caña de baja calidad o una mezcla de alcohol–agua, de acuerdo a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), y que los menores las mezclan con otras sustancias o saborizantes y son conocidas como “aguas locas”, que producen efectos secundarios como aumento en la incidencia de gastritis, vómito, pérdida del estado de la conciencia y problemas respiratorios.
Una ingesta regular provoca mayor gasto de vitaminas y dificulta la absorción de vitaminas B, como la Tiamina, lo que a nivel cerebral origina pequeñas hemorragias y alteraciones que provocan pérdida de la memoria y pérdida de la vista.
Destacó que estudios recientes demuestran que los efectos del alcohol son mucho más graves en menores de edad, no sólo por las condiciones físicas todavía precarias para metabolizarlo, sino también por razones psicológicas, debido a las altas expectativas que suelen depositar en el alcohol para relajarse, desinhibirse y divertirse más, hacen que los efectos tóxicos progresivos aparezcan más rápidamente y con mayor intensidad.
El constante proceso de cambio y transformación de su personalidad y de sus características fisiológicas, facilita con mayor rapidez la dependencia psicológica y física al alcohol, generándose el proceso de adicción a la sustancia.
Por ello, es necesario que las entidades federativas regulen de manera efectiva la venta y consumo de bebidas con alcohol a través de leyes específicas de salud y normas estrictas en los establecimientos mercantiles; destacan las atribuciones que tienen los municipios para reglamentar el otorgamiento de licencias, horarios de funcionamiento, así como sanciones e infracciones en que incurran los comercios.
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