• México tiene gasto rural más alto de América Latina, pero con productividad estancada desde hace una década: AMSDA

• Presupuesto, el instrumento más poderoso para transformar realidades, afirma la agrupación

• Desde hace tres lustros, gasto público para el campo sin objetivos, estrategias ni líneas de acción: ITG

• Programación multianual beneficiaría a medio rural: CEFP

18-07-2014.- Al continuar los “Foros para la Transformación y Modernización del Campo”, el diputado Marco Antonio González Valdez (PRI) calificó como drásticos los impactos que ha tenido el agro mexicano por su abandono en los últimos años, por lo que es fundamental la participación del gobierno federal para darle mayores presupuestos.

De lo contrario, indicó, “se espera un escenario nada alentador. Tenemos que actuar ya. El presupuesto es un listado de buenas intenciones para ordenar acciones en favor de un campo que totalmente no va de acuerdo con el discurso político. Si no hay un cambio trascendental en el presupuesto, vamos a seguir teniendo más de lo mismo”.

El presidente del Comité del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CCEDRSSA) recordó que son nueve foros cuyo propósito es encontrar los “cómo” proceder, así como sentar las bases para cambiar el campo mexicano en este año, ya que de no hacerlo “veo un panorama muy drástico para la población rural y para México”.

González Valdez puntualizó que con estas reuniones se podrá tener una visión global de lo que necesita el agro mexicano, a fin de complementar la gran reforma que se está impulsando desde el Poder Ejecutivo, y que “estamos todos ansiosos por tenerla en el segundo semestre de este año”.

El gerente general de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario (AMSDA), Octavio Jurado Juárez, explicó que México no ha transitado hacia un nuevo modelo agroalimentario, considerando que los instrumentos de fomento de apertura comercial no han evolucionado y el marco legal se ha modificado sin que refleje impactos positivos en la calidad de vida rural.

Indicó que la productividad ha estado estancada en la última década, pese a que el país cuenta con el gasto rural más alto de América Latina; por ello, propuso un nuevo modelo agroalimentario que permita hacer más eficiente al mercado, con enfoque al pequeño productor, y promover su participación organizada, priorizando la inversión en bienes públicos.

En materia de presupuesto multianual, planteó modificar los artículos 32 y 50 de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, para incluir proyectos productivos. Además, dijo que el presupuesto es el instrumento más poderoso que tiene la política pública para transformar las realidades.

A su vez, el director general del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, Raúl Mejía González, señaló que el campo mexicano se vería beneficiado con una programación multianual, debido a que permite una mejor sincronía del ciclo presupuestario con la estacionalidad de las actividades agrícolas.

También, agregó, reduce la incertidumbre de los agentes económicos participantes en las actividades del campo sobre el comportamiento futuro del gasto y la inversión pública; propicia mayores niveles de crédito, y abate los costos financieros, pues permite una mejor administración del riesgo.

Además, facilita el ejercicio adecuado de los recursos asignados al desarrollo del campo, disminuyendo los subejercicios observados de forma recurrente y facilita el seguimiento y cumplimiento de los programas y proyectos de maduración plurianual.

Precisó que la programación multianual debe ir acompañada de instrumentos que permitan mejorar la operación y evaluación de los recursos como un subsistema del presupuesto basado en resultados, con indicadores que vinculen el ejercicio del gasto en el logro de las metas de mediano y largo plazo. También establecer en la legislación el concepto de programación multianual vinculada a la planeación de mediano plazo y mejorar los lineamientos para el diseño del PEC.

El profesor titular de la Facultad de Economía de la UNAM, Luis Gómez Oliver, subrayó que el problema del gasto público es que no existe una estrategia explícita, consensuada, integral, incluyente y con visión de largo plazo.

Indicó que para llegar a la productividad es necesario asignar factores a las actividades que generen eficiencia, reduzcan la marginalidad física, económica y social, mejoren el entorno socioeconómico y fomenten el desarrollo de la comunidad.

Planteó generar políticas de fomento por producto y determinadas por el carácter del beneficiario y lugar. En los programas prioritarios para la agricultura de subsistencia, dijo, se requieren sistemas agroalimentarios localizados, que sean determinados por el territorio y no por el producto, con prácticas de asociatividad, mejora en los mercados, sanidad e inocuidad, sustentabilidad ambiental y social, con la articulación de otras políticas sociales.

Jorge Alejandro Chávez Presa, director general de la consultoría Instituciones y Tecnologías Gubernamentales S.C (ITG), indicó que el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) padece de grandes y graves distorsiones que ameritan atenderse y resolverse, pues prevalece una debilidad en la planeación gubernamental, tanto a nivel general como en el sector agropecuario, toda vez que se privilegian aspectos administrativos por encima de las responsabilidades fundamentales.

Se pronunció por alinear, bajo un sentido estratégico, el Plan Nacional de Desarrollo y los programas sectoriales con el PEF, así como establecer mecanismos para actualizar la planeación, pues desde hace tres lustros los presupuestos no se forman con los objetivos, estrategias y líneas de acciones nacionales.

De igual modo, planteó reformar la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria para mejorar la manera de asignar, administrar, controlar y evaluar la aplicación de los recursos públicos. En materia de gasto rural, se manifestó por definir con precisión los objetivos que se buscan alcanzar como país y, frente a ello, lo que requiere del campo mexicano, así como invertir en el desarrollo del capital humano para el agro.

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