- Disminuirán las ventas de maÃz, carnes y lácteos al vecino paÃs del norte, advierte
- Hace un llamado para aprovechar posibles áreas de oportunidad derivadas de esta nueva polÃtica agraria
- Es posible colocar en mercado estadounidense más volúmenes de azúcar, frutas y verduras
07-02-2015 La diputada Mirna Esmeralda Hernández Morales (PRI) advierte que la nueva Ley AgrÃcola de Estados Unidos, promulgada en febrero de 2014, tendrá una gran repercusión en nuestro paÃs, a causa del fomento o inhibición en la producción agropecuaria del vecino paÃs del norte que, a su vez, impactará en su oferta y demanda de alimentos. La legisladora explica que las nuevas disposiciones para la producción de biocombustibles, derivados de la biomasa y no de granos forrajeros, propiciarán una reducción de los precios del maÃz en Estados Unidos, lo que fomentará su producción y exportación, y disminuirán sus importaciones. Por otro lado, con la creación del Programa Suplementario de Asistencia para la Nutrición (SNAP, por sus siglas en inglés), la Unión Americana satisface casi en su totalidad la producción doméstica de lácteos y carnes. En este punto, la normativa que ordena preferir la producción nacional frente a la extranjera “puede afectar gravemente a nuestro paÃsâ€, enfatiza Hernández Morales. Pese a estas y otras medidas promulgadas por la administración de Barack Obama, la diputada secretaria de la Comisión de Vivienda subraya otras áreas de oportunidad derivadas de la misma PolÃtica Agraria (Farm Bill) del vecino del norte. Detalla que, por ejemplo, con el nuevo orden legal de Estados Unidos aumentará significativamente el precio del azúcar, y aunque esta nación es una de las principales productoras en el rubro, también se encuentra entre los primeros lugares en cuanto a consumo, y su oferta aún no satisface toda su demanda doméstica. Asimismo, su importación de frutas y vegetales ha crecido 10 y ocho por ciento al año, respectivamente, durante el último lustro, donde 83 por ciento de los vegetales que consume Estados Unidos provienen de México, y el 36 de las frutas. “Cuando se gira la vista a otras legislaciones del mundo, se abre todo un abanico de posibilidades que bien pueden incentivar al campo en nuestro paÃsâ€. Por ello, subraya, “hay que examinar la de Estados Unidos para deducir sus repercusiones e implementar instrumentos que nos puedan beneficiarâ€. En consecuencia, la diputada por Hidalgo promueve un punto de acuerdo para exhortar a la Sagarpa a que destine recursos al financiamiento de microempresas rurales de productos especÃficos que la Unión Americana requerirá, debido a los cambios en sus programas alimentarios. Con ello, precisa, se podrÃa consolidar a nuestro paÃs como uno de los principales exportadores de frutas y verduras que consumen los estadounidenses, además de que se dotarÃa de fondos a los agricultores que los carecen, fomentando el empleo y el ingreso nacional. Por otro lado, plantea establecer programas de educación y capacitación a productores agrÃcolas, a fin de dotarlos de los conocimientos que precisan las nuevas formas de producción y comercialización. Al respecto, Hernández Morales subraya: “no podemos ignorar que la gran mayorÃa de agricultores cuenta con escasa preparación académica, si no es que es analfabeta, por lo que las nuevas tecnologÃas y producción de alimentos transgénicos pueden representarles cuestiones bastante complejas, considerando que muchos de ellos son indÃgenasâ€. Además, la legisladora propone financiar y fomentar a microempresarios rurales que distribuyen, almacenan y comercializan alimentos, para que adquieran los instrumentos necesarios de comercialización que les permitan evitar a intermediarios. “La medida serÃa beneficiosa en los casos en que las exportaciones estadounidense tiendan a aumentar, pues los productos nacionales entrarÃan en competencia y la transacción directa con los consumidores redundarÃa en la reducción de los precios, lo que representarÃa una ventaja comercial para nuestros agricultoresâ€, enfatiza. Hernández Morales urgió a tomar en cuenta tales medidas, ya que el campo mexicano no ha sido destinatario de polÃticas públicas eficaces que alienten mayor producción y calidad de los cultivos que, paralelamente, mejoren el nivel de vida de quienes hacen de la agricultura su actividad cotidiana. “La extensión de la tierra y la fertilidad que la caracteriza, en su mayor parte son prueba de un potencial que no ha sido debidamente explotado, pues los ingresos provenientes del campo no aportan al Producto Interno Bruto la cantidad que deberÃanâ€, concluye. -- ooOoo – |