• Se inauguró el Seminario Internacional “Fuentes Históricas de la Constitución de 1917”

• Que la Carta Magna sea hoja de ruta que nos lleve a consolidar la justicia y paz social que anhelamos: Arely Gómez

• Debemos defenderla como jueces constitucionales, servidores públicos, ciudadanos y mexicanos: magistrado Aguilar Morales

• La Ley Suprema propició el desarrollo del país por los caminos de la democracia y justicia social: Jorge Fernández Ruiz

22-06-2016.- El presidente de la Junta de Coordinación Política, diputado César Camacho, destacó que hoy se vive un pluralismo reformador, “expresión de madurez democrática que se ha hecho con sentido de responsabilidad histórica”.

“Los que trabajamos en el Poder Legislativo, estamos convencidos de que tenemos que seguir dándole paso a los acuerdos; las banderas políticas y las posiciones partidarias, por respetables que sean, tienen que estar subordinadas al interés superior de la nación. Debemos seguir acompañándonos en esta relación partidaria entre poderes, y dotando al Poder Judicial de instrumentos para que ejerzan la función jurisdiccional a plenitud”.

Al participar en la inauguración del Seminario Internacional “Fuentes Históricas de la Constitución de 1917”, dijo que el constitucionalismo del país ha vivido una gran historia.

En el Siglo XX y ahora mismo “estamos impelidos a que los cambios sociales y políticos que están ocurriendo en México nos den la oportunidad de fortalecer el Estado social y democrático de derecho, de acentuar e ir más lejos en la redistribución del poder entre los sujetos que integran el Estado”.

La Carta Magna de 1917 ha sido clasificada como la primera constitución político-social del mundo; por ello, subrayó, “la consolidación del Estado social y democrático de derecho sigue siendo un importante pendiente”.

Al enfatizar que el texto de la Constitución de 1917 vive y tiene plena vigencia, César Camacho hizo votos por que dicho documento fundamental permita que “cada mexicano pueda realizar su proyecto de vida y ser feliz en un clima de libertad, justicia y paz, ya que la Constitución nos une”.

Precisó que el texto constitucional sigue siendo útil, práctico y fuerte, y destacó que hasta 1997, las reformas y adiciones a la Carta Magna fueron relativamente fáciles por la integración camaral y el poder reformador de la Constitución.

De las 697 reformas a la Constitución, casi la mitad, 312, se realizaron en los últimos 20 años; de ellas, 145 se dieron en el presente sexenio, por lo que ha sido “la gestión más reformadora. Ha ganado la política y se ha beneficiado el derecho”, añadió.

“Lo que resta no sólo es desarrollar normativamente estas reformas sino convertir todo el caudal institucional y legal en políticas públicas eficaces que transformen positivamente la vida de los mexicanos en el aspecto económico, en el crecimiento, en el desarrollo no sólo de sus instituciones sin adjetivos, y acreditemos que políticamente México está haciendo lo que debe para consolidar un constitucionalismo de corte democrático que ha puesto en el centro a los ciudadanos”.

Ahora, apuntó, es cuando se ratifica la vigencia del concepto mexicano de la expresión constitucional que “debe entenderse por democracia. En la letra y en el espíritu, pero sobretodo en los hechos, la democracia es ese sistema de vida fundado en el constante mejoramiento material y cultural del pueblo”.

Se manifestó por tener un Poder Legislativo capaz de construir acuerdos. Lo que importa es determinar de ahora en adelante qué debemos hacer, pues la historia al final será una referencia y hecho consumado. “Nos toca a nosotros, a esta generación del Centenario de la Constitución, asumir con todo sentido de responsabilidad, entusiasmo y emoción la tarea que el tiempo actual presenta y demanda”, afirmó.

Al inaugurar el seminario en representación del Poder Ejecutivo federal, la titular de la Procuraduría General de la República, Arely Gómez González, se pronunció por que la Constitución sea mapa y hoja de ruta que “nos lleve a consolidar la justicia y la paz social que anhelamos”.

Al analizar la evolución del texto constitucional desde las visiones histórica, política y jurídica, y su estudio a la luz de diferentes corrientes constitucionales del mundo contemporáneo, servirá para reconocernos en ella y entender de qué procesos históricos somos resultado, dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos, precisó.

Las leyes que emanan de la Carta Magna deben cumplirse sin espacio para la negociación de los derechos que protege, ya que “guardar y hacer guardar sus principios ha sido la premisa de los Poderes de la Unión”, aclaró.

La modernización del país como la mejor ruta para su transformación en beneficio de todos, debe darse apegada a los grandes postulados constitucionales, delineados desde 1917, que han permitido crear instituciones sólidas y efectivas al servicio de las y los mexicanos.

Gómez González subrayó que hay una serie de ejemplos que demuestran que el proyecto de Estado plasmado en la Constitución continua siendo viable. Destacó las reformas impulsadas por el actual titular del Ejecutivo federal, como la Financiera, Fiscal, Educativa, Energética, Política y de Telecomunicaciones, además de las emprendidas en materia de Justicia y Transparencia.

Estas reformas “no son meros acuerdos populares entre partidos políticos, sino consensos para una mayor cercanía de gobierno con las necesidades de la población y un avance sustantivo en los cambios estructurales que México requiere para que su gente viva mejor”.

“Esta Constitución no perderá su fuerza y vigor. Conserva los ideales de una Patria libre, justa y soberana. Conocer sus fuentes históricas que le dieron origen en el lumbral de su centenario, permitirá una mejor protección y garantía de los derechos de todos, así como la negativa a retroceder en lo alcanzado”, afirmó.

Llamó a aprovechar los desafíos actuales para que las reformas sean el mejor camino hacia un mejor futuro. Reconoció a la LXIII Legislatura por la realización de este seminario, el cual será fructífero de cara al centenario de la promulgación de la Constitución Política, que se celebrará el 5 de febrero de 2017.

De cara a sus cien años de existencia, este evento invita a reflexionar sobre los acontecimientos que dieron origen al texto constitucional de 1917 y sus alcances. El propósito va más allá de revisar los conceptos jurídicos que lo conforman, se trata de encontrar la forma de darles vida y llenarlos de significado con el trabajo cotidiano.

En el auditorio “Jaime Torres Bodet”, del Museo Nacional de Antropología e Historia, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar Morales, indicó que la Carta Magna se ha modificado casi 700 ocasiones, a través de 227 decretos, hasta llegar a la actual Ley Fundamental, la cual “debemos defender como jueces constitucionales, servidores públicos, como ciudadanos y como mexicanos”.

Aseguró que desde el Poder Judicial de la Federación rendirán el mejor homenaje que es vigilar su pleno acatamiento, su defensa, pugnando con la solidez de las resoluciones, a través de recursos jurisdiccionales efectivos y ágiles, enmarcados en la más intensa política de respeto a los derechos humanos, sin excepción alguna.

Este seminario aportará un abanico de reflexiones que redundará en toda la sociedad habida de proyectos de vida, en un estado Constitucional de Derecho. “De nosotros depende construir y cruzar el puente entre el país que somos y el que queremos ser”.

La Carta Magna es resultado de un largo periplo que coincide con la evolución de México. “Es inconcebible pensar en la Constitución de 1917, sin haber transitado por sus antecedentes, como el decreto para la Libertad de la América Mexicana, promulgado en Apatzingán, el 22 de octubre de 1814, semilla del constitucionalismo mexicano”, aclaró.

Destacó que la Constitución de 1857, fue una de libertades que puso los cimientos de la República Federal y el andamiaje para la división de poderes, expresando que es voluntad del pueblo mexicano constituirse de forma representativa, democrática y federal, compuesta por estados libres y soberanos, y ejerciendo el pueblo su soberanía por medio de los Poderes de la Unión.

“La de 1917 incorporó una clara vocación social del Estado, la primera en su tiempo, destacando sus artículos 27 y 123, que es obra forjada en los talleres de tres grandes arquitectos: el pueblo, la artífice que la modelo y los representantes del pueblo, integrantes del Congreso Constituyente de Querétaro, convirtiendo aquel modelo en lo que hoy es la Ley Fundamental de México”, agregó el magistrado.

El coordinador del seminario e integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Jorge Fernández Ruiz, destacó que hoy se rememora el producto jurídico-político del esfuerzo normativo de aquellos ciudadanos constituyentes y el resultado de debates y discusiones desarrollados en Querétaro, en torno al proyecto de la Constitución.

Estamos congregados a recordar a la centenaria, libertaria y avanzada Constitución de 1917 que propició el desarrollo del país por los caminos de la democracia y justicia social, a partir del 20 de noviembre de 1916 quienes fueron elegidos para ser constituyentes, añadió.

Manifestó que si bien los autores de la Carta Magna de 1917 no inventaron los derechos fundamentales, los reconocieron y protegieron con las garantías individuales, y si no fueron los creadores del fenómeno estatal ni de sus normas, sí supieron reinventar a una Nación y apegarla al molde del Estado federal, bajo un gobierno republicano y democrático de corte presidencial, es decir, un Estado de derecho.

Fernández Ruiz puntualizó que el texto de 1917 clasificó los alcances del territorio nacional en mexicanos y extranjeros, y reservó a los mexicanos la calidad de ciudadanos a condición de tener un modo honesto a vivir y haber cumplido 18 años si fueran casados o 21 años en caso de ser solteros.

En lo concerniente al Poder Legislativo, optó por el esquema Bicameral, al integrar al Congreso General por una Cámara de Diputados y una Cámara de Senadores. El Poder Ejecutivo se diseñó con el modelo presidencial, en el que el Presidente de la República es su único depositario y, en consecuencia, jefe de Estado, de Gobierno, de las Fuerzas Armadas y de la Administración Pública Federal.

Mientras, al Poder Judicial lo encomendó a una Suprema Corte de Justicia. Agregó que el avance de la Constitución de 1917, se daría en su contenido social plasmado en tres artículos emblemáticos, el 3º, 27 y 123.

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