Nota N°. 9480 Plantea Lizárraga Figueroa impulsar la investigación y tecnología para elaboración de alimentos procesados inocuos y contribuir a desmitificar el consumo de éstos

Palacio Legislativo 14-03-2018 (Notilegis).- La diputada Teresa de Jesús Lizárraga Figueroa (PAN), secretaria de la Comisión de Salud, planteó impulsar la investigación y la tecnología para la elaboración de alimentos procesados, a fin de obtener productos inocuos que contribuyan al combate de la desnutrición, obesidad, sobrepeso y diabetes, principales padecimientos en el país.

 

Al inaugurar el foro “Tecnología de alimentos: un aliado en la salud y alimentación de la población”, se pronunció por que se garantice la seguridad de los alimentos, se brinde información al respecto y se desmitifique el consumo de algunos productos como los sustitutos de azúcar, para que sean aprovechados por la sociedad con tranquilidad y confianza.

 

“Pese a que la ingeniería en alimentos se perfecciona con el objetivo de satisfacer las necesidades actuales, el progreso y desarrollo de la tecnología en alimentos no es suficiente, ya que la población aún se muestra incrédula o insegura respecto de la inocuidad del uso de estos productos”, indicó.

 

Lizárraga Figueroa resaltó que la tecnología en alimentos ha logrado grandes avances en la materia con el objetivo de ofrecer a la población productos que ayuden a controlar la ingesta calórica y coadyuvar en el combate a la desnutrición y anemia en el país.

 

“Consideramos de la más alta importancia que la tecnología generada se utilice en favor de las y los ciudadanos”, comentó.

 

Como ejemplo, destacó que en materia de desnutrición, la tecnología en alimentos se ha convertido en un aliado del gobierno federal, a través de la fortificación de productos con vitaminas y minerales, como las harinas de trigo.

 

La diputada panista sostuvo que el objetivo del foro es exponer los avances que ha experimentado la tecnología en alimentos, haciendo énfasis en los procesos de seguridad al que los productos son sometidos previo a su aprobación para consumo y ejemplificar cómo pueden ser aprovechados en beneficio de la salud.

 

Asimismo, utilizar la información científica para atacar unos de los principales retos que enfrenta el país: la carga de malnutrición (la desnutrición, el sobrepeso y la obesidad), así como la diabetes, causadas por el desequilibrio energético entre las calorías consumidas y las gastadas.

 

Lizárraga Figueroa insistió en la necesidad de impulsar la tecnología para la producción de alimentos y garantizar su seguridad, porque, dijo, es preocupante que aun cuando la inocuidad de ciertos productos ha sido científicamente comprobada, la población continua escéptica respecto de los riesgos a la salud que éstos puedan tener a largo plazo.

 

Cecilia Robles Martínez, coordinadora de Nutrición y Estilo de Vida del Consejo Latinoamericano de Información Alimentaria (CLIA), apuntó que la tecnología de alimentos permite que éstos se conserven por un periodo mayor, libera al individuo de la tarea para la obtención diaria de alimentos y la búsqueda de una correcta alimentación en cualquier zona y época del año.

 

Agregó que ésta, también permite contar con productos con mayor grado de especialización, como los que tienen vitaminas y minerales, que han ayudado a combatir epidemias a nivel internacional, como la adición de hierro en las harinas para combatir la anemia.

 

Robles Martínez sostuvo que hay una correlación entre el procesamiento de los alimentos y el crecimiento de la población, pues el crecimiento exponencial de ésta, impone la necesidad de producir más productos alimenticios.

 

“De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), se prevé que para el 2050 la población mundial se incremente a nueve mil millones de personas y el mayor crecimiento se va a dar en los países en vías de desarrollo, por lo que se requerirá aumentar la producción de alimentos en un 70 por ciento”, subrayó.

 

Dijo que ante eso, será primordial echar mano de la tecnología de alimentos, que ofrece herramientas para elaborar productos inocuos, que no dañan la salud, son nutritivos, variados y con buen sabor; además, son convenientes porque son fáciles de obtener, preparar y consumir y a un costo razonable.

 

La especialista explicó que actualmente la diabetes tipo 2, las enfermedades isquémicas del corazón y las cerebro-vasculares, la cuales tienen en común el sobrepeso y la obesidad que afecta al 70 por ciento de la población, en conjunto producen casi el 34 por ciento de las muertes en el país.

 

Enfatizó que la industria alimentaria juega un papel fundamental en la lucha contra estos padecimientos, mediante la innovación, la reformulación de alimentos y el uso de herramientas como los sustitutos de azúcar.

 

Marco Polo Peña Corona, asesor de Servicios de Salud del Gobierno de la Ciudad de México, dijo que la investigación y puesta en venta de un producto conlleva un promedio de cinco a 15 años, pues requiere de una investigación básica, desarrollo químico y la aplicación de la aprobación regulatoria.

 

“Entre los estudios que se realizan son sobre toxicología, genotoxicidad, carcigenocidad. Se hacen en diferentes tipos de especies animales”, detalló.

 

Comentó que el sedentarismo ha influido en la epidemia de sobrepeso y obesidad, pues el índice de obesidad subió de 34.9 por ciento en 2012 a 36.3 por ciento en 2016, y se ha incrementado de manera sustancial en adolescentes y niños.

 

Peña Corona también se refirió la seguridad y los efectos en la salud de los edulcorantes no calóricos o no nutritivos, es decir, los sustitutos de azúcar, y dijo que los análisis sugieren que los productos que son aprobados son seguros, pero también hay estudios que refieren que no han sido suficientemente valorados.

 

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