Boletín N°. 3394 En el 95 aniversario luctuoso de Emiliano Zapata, diputados coinciden en que la ideología del Caudillo del Sur está viva

10-04-2014.-

  • La reforma profunda del campo deberá tener como objetivo medular garantizar la seguridad alimentaria: PRI
  • Volver a los principios de tierra y libertad, para hacer honor a la memoria de Zapata: PAN
  • Diálogo verdadero y auténtico para transformar al agro: PRD

 

Al conmemorar el 95 aniversario del asesinato de Emiliano Zapata, los grupos parlamentarios coincidieron en que la ideología del Caudillo del Sur está viva y que la lucha revolucionaria no ha terminado por que aún sigue pendiente la justicia social para este sector.

 

Se pronunciaron además, por una política que atienda la problemática del campo mexicano desde sus raíces, y que no permita el atropello de los derechos agrarios de las y los campesinos.

 

El diputado Ricardo Cantú Garza (PT) indicó que de haberse respetado el ideal zapatista no se hubiera firmado un Tratado de Libre Comercio con América del Norte, donde los más perjudicados han sido los campesinos. Agregó que mientras persistan más de 60 millones de mexicanos en la línea de pobreza, el pensamiento de Zapata seguirá vigente, como un instrumento de lucha en contra de los gobiernos que incumplen su deber de servir al pueblo.

 

Cristina Olvera Barrios (NA) dijo que Emiliano Zapata estaba convencido de que la Revolución haría justicia a los campesinos, sin embargo, a 95 años de su asesinato es necesario replantear la problemática del campo mexicano y la situación social de sus habitantes.

 

Preguntó: ¿Dónde perdimos el rumbo para remediar la pobreza en el agro? ¿En qué lugar del proceso de justicia social se enterraron los sueños de gran parte de los campesinos? Esta fecha, dijo, es una excelente oportunidad para reflexionar acerca de la miseria y el rezago del campo; una retrospectiva de sus logros y fracasos.

 

El diputado Francisco Alfonso Durazo Montaño (MC) comentó que la vida y muerte de Emiliano Zapata representan el mayor ideal revolucionario y que está muy lejos “de la pasta gelatinosa y acomodaticia de nuestras actuales figuras públicas” que han permitido que los pobres entre los pobres, por quienes luchó el general, sigan igual en el campo que en la ciudad.

 

“Siguen ahí, lamentablemente, en su misma penosa situación los indígenas que ahí han estado siempre”, subrayó.

 

Felipe Arturo Camarena García (PVEM) dijo que este 10 de abril no se trata sólo de conmemorar la muerte de Emiliano Zapata, sino de reflexionar sobre la trascendencia y el legado que heredó a las generaciones de nuestro país.

 

La mejor manera de honrar su memoria, indicó, es poner en marcha políticas públicas encaminadas a hacer más productivo el campo, a hacerlo autosuficiente y devolver el vigor necesario para generar soberanía y seguridad alimentaria.

 

Sebastián Alfonso de la Rosa Peláez (PRD) apuntó que las organizaciones campesinas no tienen nada qué festejar este 10 de abril porque existen casi las mismas condiciones que en 1911. Demandó, a nombre de esas agrupaciones, un diálogo verdadero y auténtico para reformar al campo.

 

Se pronunció por una enmienda que alcance la soberanía alimentaria y nutricional prioritariamente sustentada en la producción nacional. Zapata, dijo, no solamente es un lema, “no solamente es una bandera de lucha; Zapata es una realidad en este país”, concluyó.

 

La diputada Ana Paola López Birlain (PAN) señaló que a 95 años de la muerte de Emiliano Zapata, vale la pena reflexionar sobre el significado político de su propuesta para apuntalar el proceso democratizador que vive nuestro país.

 

Pidió volver a los principios de tierra y libertad, para hacer honor a su memoria. Zapata comprendió que había que cambiar a fondo y hoy también hay que hacer cambios de fondo. Romper ataduras que nos anclan al pasado. El camino de la transformación del país aun es largo, sostuvo.

 

El diputado Salvador Barajas del Toro (PRI) mencionó que a 95 años de su asesinato, los ideales de la Revolución y del Caudillo del Sur siguen vigentes. La lucha revolucionaria, dijo, no ha terminado; debe ser entendida como una política de Estado de gran calado, que impulse la reactivación de un sector estratégico y prioritario para la economía nacional.

 

Agregó que la reforma profunda del campo deberá ser también abarcadora, transversal, equitativa y moderna, porque su objetivo medular será garantizar la seguridad alimentaria como un principio fundamental para soportar la soberanía nacional.

 

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