Boletín N°. 3924 | Nuevo orden megalopolitano para atender necesidades de 38 millones de habitantes, plantean diputados, autoridades y académicos |
10-08-2017.- El secretario de la Comisión de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial, Juan Romero Tenorio (Morena), reconoció que ante los retos que representan las megalópolis, tales como su crecimiento desordenado, aguda falta de servicios e inseguridad, la Cámara de Diputados debe definir políticas que contribuyan a superar estas problemáticas.
En el segundo y último día del Tercer Coloquio Internacional “Las paradojas de la Megalópolis. Gobernar la incertidumbre”, deseó que los planteamientos ofrecidos por expertos en grandes urbes permitan sensibilizar a los diputados para que coadyuven a solucionar los problemas prioritarios de las ciudades.
Destacó la importancia de conocer la situación de incertidumbre que afecta el desarrollo de las Megalópolis con todas las aristas que ello representa, no sólo en el campo de la investigación o la academia, sino en la toma de decisiones legislativas.
Subrayó que “no hay política pública si no hay presupuesto, y la Cámara está próxima a comenzar su análisis; por ello, este evento cuenta con ponentes que nos ayudarán a marcar directrices de hacía dónde enfocar las decisiones y, principalmente, los recursos”.
Ramón Aguirre Díaz, director general del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX), hizo notar el “dramático recorte presupuestal” federal de casi 30 por ciento, a los organismos hídricos desde 2012, fecha en la que se elevó a rango constitucional el derecho humano al agua.
“Realizamos gestiones con la Cámara de Diputados y la Secretaría de Hacienda, a fin de corregir el error que significa el recorte de este año”. Pidió al CESOP apoyo para lograrlo.
Anunció que en cuatro semanas iniciará la licitación para iniciar un proyecto piloto relacionado con las fugas de agua. “Vamos a buscar atenderlo en una o dos delegaciones de la ciudad, con la idea de que la siguiente administración lo multiplique y lo lleve a toda la capital”.
Francisco Covarrubias Gaitán, director general de la Coordinación Metropolitana de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), apuntó la necesidad de un nuevo orden megalopolitano, viable para su gobernanza mediante un acuerdo y mecanismos de coordinación con visión regional, estrategia territorial, social, económica y ambiental.
Planteó que cada estado “requiere encontrar mecanismos de coordinación sustentados en la ley, que ayuden a atender los problemas sociales de los 38 millones de habitantes, equivalentes al 36 por ciento de la población del país que viven en la Megalópolis”.
Además, es indispensable atender la migración pendular de más de 4.5 millones de personas que cada día viajan de la periferia al centro. Urge alentar las actividades económicas, mayor productividad y competitividad, vinculadas a la protección ambiental y garantizar el abasto de servicios como el agua. Por ello, detalló, se trabaja en un programa metropolitano con la Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo para establecer convenios de coordinación con el gobierno federal.
Joaquín Meléndez Lira, subsecretario de Coordinación Metropolitana y Enlace Gubernamental de la Ciudad de México, señaló que en todo proceso urbano hay una serie de variables que condicionan e impactan el desarrollo; por tanto, es necesario gestionar equilibrios que garanticen la cotidianidad de la Megalópolis, como el abastecimiento de agua, movilidad, el cuidado al medio ambiente y desarrollo de infraestructura.
Reiteró que la interacción interinstitucional permite definir las responsabilidades y la búsqueda de acuerdos que logren el suministro de bienes y servicios acordes a las necesidades de los habitantes de la Megalópolis.
El director general del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, Felipe I. Arreguín Cortés, expuso que el problema del agua en nuestro país se debe a que no existe una distribución desigual, espacial y temporal; la Comisión Nacional del Agua reconoce que el 60 por ciento de los cuerpos de agua de nuestro país están contaminados, indicó.
Dijo que en México no se invierte en el sector tecnológico y que desarrollar la ciudad hídrica es garantizar la cantidad y calidad de agua que necesitan las poblaciones, pero a la vez protegerlo de todos los eventos extremos.
Luis Bojórquez Tapia, investigador del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aseguró: “la sostenibilidad de las Megalópolis demanda gobernar la incertidumbre y planear el crecimiento urbano; lamentablemente, no hemos encontrado la forma de hacerlo”.
En su ponencia “Vulnerabilidad en los futuros de las megaurbes”, resaltó la importancia del ordenamiento territorial, “algo de lo que esta administración ha hecho un desastre, pues no hay proyecciones urbanas ni ecológicas a nivel federal”.
Las secretarías de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), y la de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), han errado su coordinación y modalidades de planeación, sostuvo.
Consideró indispensable destinar específicamente recursos para proyectos de urbanización e infraestructura, ya que existen zonas más vulnerables que otras; podemos verlo en la Ciudad de México.
Agregó que es importante formar una nueva generación de jóvenes interesada en estos temas. “Desde el ámbito académico nosotros podemos orientar y enseñar, pero es la juventud la que debe acercarse a estos proyectos”.
Al continuar las mesas de trabajo del coloquio, Elena Tudela Rivadeneyra, investigadora de Arquitectura de la UNAM, refirió que se debe reflexionar el cómo deben ser las ciudades resilientes. “Tenemos que entender que son urbes proactivas que responden rápidamente a las contingencias, se recuperan, adaptan y aceptan incertidumbre”.
Los problemas actuales de urbanización, añadió, tienen que ver con la creación de grandes periferias que hoy sólo son ciudades dormitorio y que están abandonadas, en algunos casos, hasta en 80 por ciento.
Héctor Francisco Castillo Berthier, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, detalló que hay millones de jóvenes en las Megalópolis, quienes podrían convertir en sustentables esas regiones; el problema, sostuvo, es que hay una “grave carencia de políticas públicas”.
La investigadora de Arizona State University, Elizabeth Tellman, acotó que ante los conflictos en las Megalópolis se tiene la oportunidad de innovar, por ejemplo, en sistemas de captación de agua pluvial, al hacer frente al desabasto del líquido en distintas urbes.
Ese potencial de captación y su relación con la situación social en la Ciudad de México, hay que entenderlos: “no sólo se trata de captar y medir el volumen de agua, sino analizar cómo impacta positivamente a las familias”, planteó.
Si bien no todos los lugares de las ciudades tienen problemas de agua, con proyectos de ese tipo es posible cerrar las brechas de desigualdad en cuanto al acceso al líquido vital. “Es una idea con buenos resultados, pues hemos observado comunidades y asentamientos irregulares que tienen autonomía hídrica gracias a esa práctica”.
Enrique Ruiz, arquitecto de la UNAM, dio a conocer estudios que realiza esta institución educativa respecto al nivel de precariedad en materia de abasto de agua. Mencionó que las zonas periféricas y las más pobladas, son las que más padecen. Tlalpan, Iztapalapa, Xochimilco, Milpa Alta, resultan las más afectadas, subrayó.
La investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM, Julie-Anne Boudreau, afirmó que en el mundo urbanizado convergen múltiples modos sociales, económicos y políticos; por ello, las ciudades captan cada vez más personas.
Una de las consecuencias en ese proceso de urbanización es que se modifica la arquitectura institucional, lo que genera cambios en infraestructura y servicios públicos. Asimismo, se despliegan cambios en un territorio delimitado, se crean objetivos comunes, implementan estrategias de acción por parte de cada individuo; sin embargo, no funciona así en todas las demarcaciones.
Alfonso Iracheta, del Colegio Mexiquense, estimó necesario entender lo que pasa en nuestra metrópoli y estudiarla a profundidad para generar propuestas adecuadas para su mejora.
Las delimitaciones de los 59 municipios, 16 delegaciones y los dos gobiernos estatales que comprenden la Megalópolis “dificultan absolutamente cualquier posibilidad de planificación”. Calificó como “disfuncional” la correlación de los planes de gobierno con la realidad.
Sostuvo que la zona metropolitana del Valle de México enfrenta cinco retos. En primer lugar, “un patrón especial dinámico y desordenado”; pérdida de productividad y capacidad de desarrollo; falta de coordinación desde una perspectiva ambiental; movilidad metropolitana, y un reto institucional.
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