Guadalupe Juárez Hernández
RadioRedFM
7:44  |  20 - 01 - 2017
César Camacho: Agresión que sufrió lidereada por Arne Aus Den Ruthen

Guadalupe Juárez Hernández (GJH), conductora: El priista Cesar Camacho interpuso denuncias luego de ser agredido físicamente por un grupo encabezado por Arne Aus den Ruthen Haag.

 

En la línea telefónica César Camacho, coordinador de los diputados del PRI. César, muy buenos días, gracias por platicar con nosotros esta mañana.

 

César Camacho (CC), coordinador de los diputados del PRI: Gracias Lupita, a ti y a Sergio.

 

Pues efectivamente, antier mismo en la noche interpuse un par de denuncias, una ante la Procuraduría capitalina y otra ante la General de la República, y pues están en vías de integración.

 

GJH: ¿Qué pasa con Arne? ¿Cuáles son las broncas que tienes con él o de qué se trata?

 

CC: Yo no tengo ninguna, trato de no tenerla ni con él ni con nadie, más bien me parece absolutamente reprobable, absurda esta emboscada que él y algunas personas, cuya identidad no tengo presente, llevaron a cabo ahí en la entrada del Palacio de Minería, donde estamos sesionando los constituyentes de la Ciudad de México.

 

Se trata simple y sencillamente de una agresión, una agresión inadmisible, una agresión alevosa, que evidentemente cuando hablamos de impunidad, nos referimos a casos como éste.

 

Si alguien la hace, que la pague, y no tengo la expectativa de una pena mayor, porque al final el delito no lo es, pero se trata de una conducta reprobable, en cualquier sentido y me parece que no puede quedar como si no hubiera pasado nada.

 

GJH: Bueno, tan sabe que no es que él mismo se fue a presentar, después de que tú interpusiste la denuncia a las autoridades.

 

CC: En una actitud absolutamente demagógica, protagónica, con el afán de ganar la atención.

 

Es el trámite que se le debe de dar a este tipo de asuntos, creo que ese protagonismo —al que según entiendo ahora, porque no es alguien a quien tuviera en mi radar— es propio de él, es conducta indeterada, pues se hizo presente una vez más.

 

Ahora —insisto—, anunciando cínicamente, no sólo que va a tras legisladores de todo partido, sino queriéndose convertir en una especie de vengador de caricatura.

 

GJH: Pero te quiero preguntar algo, yo creo que entiendes que todos los ciudadanos están muy enojados, que todos los ciudadanos no tienen una molestia común, sino tienen rabia, la gente está muy enfadada, está muy enojada, tienen rabia por todo lo que hemos visto, por el cinismo, por la deshonestidad de algunos políticos, pero, Cesar, tenemos otras herramientas para que se les haga saber a los políticos este tipo de situaciones.

 

A mí me parece que ésta no es la vía, estoy de acuerdo contigo en ese aspecto. ¿Cuál es la vía para que se haga un reclamo a un legislador, a algún funcionario?

 

CC: Primero déjame tratar de hacer un comentario sobre lo primero que dijiste. Creo que en un país de libertades, en un país que está consolidando su democracia, tenemos primero que respetar todas las voces.

 

Y digo, tenemos incluido... Es decir, respetar yo las demás, como los demás la mía. No pretendo con esto convertirme por mi condición de político militante o representante popular, en alguien que tenga más derechos, pero no tengo menos derechos que los demás.

 

De manera que las opiniones divergentes, todas tienen lugar y tienen que ser respetadas, y si hay irritación sobre cosas que suceden en la vida pública, también la respeto y eventualmente la gente tiene a su cargo desde recursos de carácter legal, es decir, denunciar a alguien que ha cometido un acto ilícito, un acto de corrupción, llevarlo a los tribunales, buscar que le impongan una falta administrativa, reprobarlo con el voto, pero no agrediendo.

 

Creo que no es en modo alguno una expresión civilizada, ni abona nada a un clima de concordia, en medio del disenso, con el que tenemos que contar los mexicanos.

 

Por su puesto que estoy molesto, estoy irritado, por esta manera de pretextar el ejercicio de un derecho.

 

Este derecho puede ser absolutamente respetable, lo que es inadmisible es la manera cómo pretende llevarlo a cabo.

 

No es un jovencito caprichoso o parece serlo. No obstante que por edad no lo es, creo que es equivocó utilizando esta vía vulgar, atropelladora y, bueno, ojalá que deponga su actitud, no por mí, no por alguien en especial, sino porque no le ayuda nada a la sociedad que tiene muchos temas en su agenda y que esto es sencillamente una expresión grotesca, de un supuesto derecho que dice ejercer.

 

GJH: Oye, en el caso de lo que ocurrió antier. ¿Qué fue lo que exactamente lo que pasó? Tú ibas llegando al Palacio de Minería. ¿A qué fuiste ahí?

 

CC: Ahí trabajamos los constituyentes de la Ciudad de México, ahí es donde nos reunimos a...

 

GJH: Tenías una reunión como todos los días.

 

CC: Y después... Ya tengo algunos datos recabados que esta persona estuvo desde un día antes por ahí viendo quiénes llegaban, a qué hora llegaban, estuvo muchas horas...

 

GJH: O sea, estudiando la situación, los movimientos.

 

CC: Sí, claro. Insisto, la califico, porque así fue, fue una emboscada, estaban esperando a que yo llegara para literalmente irse encima, tratando de grabar esto que quisieron convertir en una expresión casi diría de circo.

 

Me parece que no se puede admitir una cosa de ésas, no porque yo sea político, nada; a ninguna persona le deben faltar el respeto de esa manera, se trata de un atropello, de una vulneración de libertades, de un atentado contra la dignidad y yo respetaría la dignidad de quien fuera, ni siquiera estoy pensando en los políticos, pero la persona por sólo serlo.

 

GJH: Oye, pero no le va a pasar nada a Arne, ¿no?, no va a ocurrir absolutamente nada más que tu molestia y esta situación...

 

CC: No, no, a ver, yo espero que las autoridades actúen en consecuencia, eso de absolutamente nada, ojalá no, es más, no lo creo. Pues cómo no va a pasar nada, si... ´Perdón, parece juego de palabras, sí pasó algo.

 

GJH: Claro.

 

CC: Es decir, si lo que ocurrió, lo califico como una agresión, ponle el adjetivo que quieras, no puede pasar como si nada, no puede quedar impune —insisto—, no tengo la expectativa de una pena mayor, porque los hechos no constituyen un delito grave.

 

Sin embargo, la autoridad habiendo investigado y después de las expresiones cínicas que él mismo expresó a través de los medios modernos de comunicación, a través de postear tuits y todo lo demás, es decir, ante una actitud además de admisión de responsabilidad, de culpa, casi regodeándose de lo que hizo, eso no puede quedar así, no soy yo quien lo tiene que determinar, sino un juez.

 

GJH: Un momento difícil en el que nos sorprende mucho que la gente avale este tipo de acciones, que avale la violencia.

 

CC: Bueno, yo creo que eso te dice cómo está el clima, como bien dices, pero una cosa es entender el estado de ánimo y otra cosa es convertirlo en una franca agresión, que no es otra cosa, sino cometer un delito.

 

No sólo la agresión por tu per sé, sino una franca amenaza de seguir provocando daños, de ir tras alguien, decir que ahora sigue fulano, zutano o los legisladores de tal partido.

 

Me parece cínico, me parece irresponsable y, bueno, casi es una apología del delito, casi es una incitación a la comisión de los delitos y me parece que eso no es ni jurídica, ni éticamente correcto.

 

A lo mejor, no podría yo esperar una conducta ética de que en más de una vez ha acreditado que no es parte de su naturaleza.

 

GJH: ¿Qué hiciste tú cuando ocurrió esto? ¿Corriste, te resguardaste, te sorprendió?

 

CC: No, no, no corrí, nada. Claro que me sorprendió, fue absolutamente inesperado.

 

GJH: ¿No viste que estaba Arne ahí?

 

CC: No, no vi. Pues él, más bien llegó a mí intempestivamente, se cruzó en el camino que yo iba, yo venía de Plaza Tolsá, cruzando Tacuba para entrar al Palacio de Minería, estaba yo literalmente a dos pasos de pasar al Palacio de Minería y fue exactamente en ese lugar donde me agredieron.

 

Al único que reconocí, por supuesto, quien se dirigió a mí, fue a él...

 

GJH: ¿Pero llevaba un grupo de personas?

 

CC: Sí, claro. Eran unas ocho o diez personas.

 

GJH: O sea, iba encabezando este grupo.

 

CC: Sí, por supuesto, por supuesto. Y literalmente se vinieron encima como un enjambre, pero bueno, en fin, para mí es una anécdota, desagradable, desde luego, pero al final es una anécdota. Ni ésta, ni otras cosas de naturalidad similar van a hacer que yo cambie de decisión.

 

GJH: Pero preocupa la violencia, ¿no? Preocupa la violencia por mínima que sea.

 

CC: Pero por supuesto —insisto—, no sólo la violencia por el evento mismo, sino en una especie de multiplicación o de incitación o invitación...

 

GJH: ¿Por la virulencia?

 

CC: Claro y por una especie de espiral que se sabe que provoca y que me parece que hoy con todo lo respetable —insisto— que puede ser el derecho a disentir, a pensar como cada quien quiera, llevarlo a los hechos, a agredir, a hacer estos... Literalmente amenazar, perseguir es inamisible.

 

GJH: Muy bien. César Camacho, muchas gracias por conversar con nosotros.

 

CC: Gracias a ti, gracias buenos días.

 

GJH: Buenos días, cuídate, bye. Duración 9’37’’, nbsg/m.