Puntualizó que es una iniciativa sólida y viable que reconoce al magisterio como agente importante y fundamental de la transformación. “Abroga las leyes que hicieron daño y plantea el derecho de los docentes a tener una formación pertinente y adecuada”.
Sobre todo, subrayó, ubica a la niñez como el eje y el interés supremo de la educación; va de la mano con una visión social del gobierno. Afirmó que no se habla de que el Estado deje de tener un mecanismo para contar con indicadores y contrapesos.
En la iniciativa, añadió, no hay una sola letra que no le dé al Estado la rectoría de planes, programas y operación del sistema en su conjunto. “El Estado sigue siendo soberano en materia educativa”.