La pandemia del Covid-19 sigue causando estragos en el mundo; la cifra total de casos sobrepasa los 12 millones. Estados Unidos se mantiene como el país con más casos de contagios reportados (3.4 millones), seguido por Brasil (1.9 millones), India (906,752) Rusia (738,787), por citar algunos casos relevantes. El caso de México tiene también una cifra importante de contagios (311,486).

La pandemia se ha convertido en uno de los temas prioritarios en las distintas agendas de gobierno en diferentes países, tanto por el número de víctimas por contagio como por el número de decesos. A este respecto, se estiman más de 560,000 muertes entre las cuales Estados Unidos contabiliza 136,466, Brasil 74,133, Reino Unido 45,053, Italia 34,984 y México 36,327, de acuerdo con cifras proporcionadas en el Dashboard (tabla de datos) de la Universidad Johns Hopkins.[1]

[1] Johns Hopkins University, Coronavirus Resources Center, página Web. Disponible en https://coronavirus.jhu.edu/us-map (consulta: 14 de julio de 2020).

El uso de energéticos nos define como la generación de humanos más productiva en la historia. Sin energía para trasladarnos, comunicarnos, realizar actividades económicas, religiosas, sociales o políticas el mundo moderno de constantes disrupciones tecnológicas y con el consiguiente abaratamiento de la vida cotidiana sería imposible. En este documento dividido en dos partes se revisará este tema que además se ha convertido en medular por las propuestas de modificación constantes que vemos desde el poder Ejecutivo. En esta primera parte me enfocaré en la energía más simbólica a nivel nacional por la identidad que representa para buena parte de la población: el petróleo. Y en la segunda parte revisaré la reforma energética de 2013 que da a los hidrocarburos un marco legal de apertura al mundo, así como la energía eléctrica, las energías renovables y el gas.

Desde que se dio a conocer la noticia de la aparición de un nuevo tipo de coronavirus a principios de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) está colaborando estrechamente con expertos mundiales, gobiernos y asociados para ampliar rápidamente los conocimientos científicos sobre este nuevo virus, rastrear su propagación y virulencia y asesorar a los países y las personas sobre las medidas para proteger la salud y prevenir su propagación.

Diversos países en los que se registraron casos tomaron medidas ajenas a las sugeridas por la OMS para salvaguardar la salud de sus habitantes, tal es el caso de Estados Unidos, el cual suspendió la entrada de extranjeros desde 26 países de Europa para evitar la propagación del Covid-19, mientras que en México se declaró Fase 3 el 21 de abril de 2020.

En las últimas semanas y como resultado de los enormes costos derivados del combate a la pandemia de Covid-19, en diferentes naciones han sido objeto de discusión diversas alternativas y propuestas para obtener recursos financieros adicionales que permitan a sus gobiernos afrontar adecuadamente dicha emergencia.

Las propuestas encaminadas a generar mecanismos para la obtención de tales recursos económicos han generado profundos debates en algunos de los países más afectados por la crisis sanitaria debido a la fragilidad financiera por la que atraviesan las diferentes economías.[1]

[1] Parte de las discusiones sobre el tema se han tenido que trasladar al terreno virtual, lo anterior frente a la imposibilidad de llevarlas a cabo de forma presencial en el ámbito legislativo, situación que ha dado lugar a un escenario inusitado para el análisis parlamentario y la toma de decisiones de política pública.