Documentos de Trabajo

Estamos por cumplir un año de vivir la pandemia más mortal, por lo menos del presente siglo XXI. La pandemia ha cambiado la vida cotidiana de millones de personas en el mundo, ha afectado a muchos, quienes ya tenían alguna enfermedad (comorbilidad) o ha causado la pérdida de millones de vidas. Sobre todo, ha desafiado la capacidad institucional de los gobiernos –democráticos o no–; ha saturado todos los sistemas de salud del mundo; finalmente, ha obligado a millones de personas a encerrarse, a “quedarse en casa”, bajo la advertencia de que, de lo contrario, están poniendo en riesgo su existencia.

El año 2020 va a quedar marcado en la historia humana como un periodo de quiebre. La pandemia puso en entredicho de modo repentino la viabilidad del modelo desarrollista predominante y la validez de los fundamentos del capitalismo contemporáneo. El Covid-19, la aceleración de los efectos dañinos del cambio climático global, la mayor incidencia de tensiones sociales en muchos países y los conflictos armados en regiones muy focalizadas han trastocado nuestra forma de entender la realidad. La convergencia e intensidad de estos hechos adversos dio como resultado un repunte importante de los niveles de la pobreza mundial.

El Covid-19 está cambiando la forma en que se imparte la educación, consiguiendo que la escuela y el hogar sean uno solo, afectando las emociones de millones de niños y jóvenes por falta de socialización, ya que enfrentan encerrados la pandemia global que nos ha invadido este año.

Esta situación es aún más preocupante, ya que en zonas donde los estudiantes son de familias de bajos ingresos la tecnología y la conectividad son temas que nunca se habían escuchado. Este es un enorme desafío de equidad educativa que tiene consecuencias en la vida de los estudiantes.

El 2020 será recordado por todo el mundo debido al tremendo impacto de una de las pandemias más atroces del siglo XXI, no sólo por el nivel de contagio y lamentables pérdidas humanas, sino además por las consecuencias de mediano y largo aliento en los ámbitos económicos, sociales, culturales y de calidad de vida que se manifiestan de manera diferenciada en todas las regiones del planeta, pero también entre hombres y mujeres.

Entender la violencia contra las mujeres implica reconocer las estructuras patriarcales por medio de las cuales se muestra una concepción sociocultural de desigualdad entre mujeres y hombres, que da sustento a estructuras culturales, políticas, institucionales, legales y sociales que se han arraigado e incluso naturalizado en el ejercicio de la violencia no sólo contra las mujeres, sino contra otros grupos vulnerables.

De esta manera, la conducta machista implica toda acción violenta expresada por hombres, que buscan una justificación, en la errónea creencia de superioridad frente a mujeres u otras personas, lo que da pie a que un agresor considere débiles a otros y por tanto busca someterlos. El reto es eliminar la naturalización y sistematización de estas creencias patriarcales que incluso han incidido como instrumento de control social.

En días cercanos al momento de alcanzar la cifra lamentable de cien mil decesos por la pandemia del COVID-19, presentamos un análisis que puede arrojar evidencia relevante para la efectiva toma de decisiones estratégicas, por parte de los legisladores y de los gobiernos en sus diferentes niveles. Fundamos la pertinencia de nuestro análisis en la prioridad social y gubernamental de evitar al máximo la pérdida de los pacientes contagiados de esta enfermedad –de la cual parece que faltan todavía algunos meses para contar con alguna vacuna.

El análisis de la evolución de los decesos puede reflejar el ritmo, la intensidad y las temporalidades regionales en el desarrollo de la pandemia del COVID-19. Aquí la comprensión de tan lamentable pérdida de personas, pasa por el análisis de que la pandemia tiene un carácter multifactorial, de la cual podemos mencionar algunos de sus rasgos principales.

Desde el inicio de la pandemia de Covid-19, en México hay un fuerte debate en los medios y entre los actores políticos relevantes, entre la población misma, sobre los efectos positivos o negativos que tal pandemia tiene sobre la vida cotidiana, en el corto, mediano y largo plazo. En este documento no se enunciarán el conjunto de las supuestas posibles consecuencias o efectos generales que dicha pandemia tendrá en la población, en las distintas facetas de la vida mexicana. Más bien, intentaremos un ejercicio de análisis específico sobre el descenso de la incidencia delictiva en el país durante el periodo de confinamiento (13 de marzo al 26 de junio de 2020).[1] Como es sabido, el confinamiento tuvo lugar por decisión de las autoridades federales, fue aplicado y coordinado con las autoridades de nivel estatal, lo que tuvo efecto en municipios y localidades del país.

[1] Semáforo Coronavirus, página oficial de la Secretaría de Salud. En línea: https://coronavirus.gob.mx/semaforo/ (consulta: 13 de octubre de 2020).

El presente documento no pretende abordar la pobreza bajo los preceptos de su definición ni de su medición ni en relación con las políticas públicas o programas que se han implementado en nuestro país desde el siglo pasado. Este mal social ha estado presente desde las civilizaciones más antiguas hasta nuestros días; se han escrito numerosas páginas alrededor de ella por científicos sociales e instituciones nacionales e internacionales analizando prácticamente cualquier arista.

La investigación parte de la evidencia que señala que la lucha frente a ella se sigue perdiendo, sin importar el tipo de políticas y esfuerzos en la escala soberana e internacional que se le dediquen. Si a esto se le suman los efectos que ocasiona hoy día la Covid-19 en prácticamente todos los países del mundo, se tiene un panorama de dimensión imbatible; se citan algunas proyecciones sobre su expansión irreprimible. El presente esfuerzo busca traer a cuenta algunas proposiciones para su erradicación para de ahí pasar a las coincidencias y contradicciones entre los diferentes enfoques que buscan contenerla.

El tráfico ilícito de bienes culturales, artísticos y arqueológicos que los arrebata de su contexto y de su lugar de origen atenta contra la identidad y la memoria colectivas de las naciones, al tiempo que perjudica el conocimiento histórico de la humanidad en su conjunto. Pese a lo anterior, en nuestros días existe un impresionante aumento del tráfico ilícito internacional de tales bienes y, derivado de ello, una inaudita generación de ganancias delincuenciales que incentivan la expoliación y el despojo de la identidad cultural de las naciones.

La prisión preventiva oficiosa es un tema no sólo polémico, sino de gran relevancia en el marco del Estado de derecho de nuestro país, ya que su implementación conlleva un gran debate entre los ordenamientos legales que acuerdan los criterios y procesos de la prisión preventiva oficiosa, frente a lo que se establece en los ordenamientos legales de los derechos humanos.

De igual forma, el tema es de gran interés, pues actualmente el sistema penitenciario cuenta con un alto porcentaje de presos sin sentencia condenatoria, lo cual también se encuentra en el supuesto de la violación a derechos fundamentales de los imputados y de manera adicional ha generado una sobrepoblación en tal sistema a nivel nacional.